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Entender y atender la nueva realidad.

Por Rafael Arias Hernández.

Mutatis mutandis

Las profecías se cumplen. Los pronósticos se quedan cortos. La realidad supera las predicciones. En México, al igual que en el resto del mundo, “los ricos son más ricos y los pobres más pobres.”  Los muertos y contagiados, encabezan las estadísticas. La nueva anormalidad se hace presente. ¿Qué tanto lo reconocemos? ¿Sabemos que está cambiando y hasta qué grado?

Sobresalen, más inseguridad, pobreza, recesión económica y débiles finanzas públicas; con insuficiente y limitado sector salud (público y privado), que requiere de una nueva valoración y de más y mejor apoyo.

Las anunciadas y padecidas crisis, resultan fortalecidas por la persistente presencia de la pandemia del coronavirus, que todo lo intensifica y complica; y también, resultan impulsadas tanto por la conocida insuficiencia e incapacidad gubernamental, típica de innumerables instituciones y dependencias oficiales; como por la poca o nula participación ciudadana y el injustificado desinterés social, que caracteriza y permea  amplios sectores sociales.

Además. Ignorar, malinterpretar, o confundir la nueva anormalidad, complica y dificulta, las condiciones de las problemáticas que se padecen. En principio, porque no se hace lo que se debe hacer; o si se hace, resulta muy caro, se cometen muchos errores y se ocasionan más limitaciones, pérdidas, sacrificios y rezagos. Saber y entender.

Una vez más, se comprueba lo imprescindible que es, apoyar y ampliar la participación y evaluación, ciudadana y social, así como mejorar la eficiencia y regulación gubernamental, para hacer frente a viejos y nuevos problemas.

Y, desde luego, vivir el presente, conocerlo y entenderlo, para decidir y actuar en consecuencia. Imposible ocultar lo evidente, la nueva realidad incrementa limitaciones y sacrificios, multiplica y complica los problemas. Cambios y más cambios, muchos nuevos y desconocidos. Saber es poder.

De ahí que, hay que conocerla y diagnosticarla, a todos niveles y ámbitos. Inapropiado enfrentarla, solo con más de lo mismo, con políticas de  inmediatez,  ocurrencias y simulación; y con las conocidas y padecidas, de favoritismo, complicidad y corrupción para convertir recursos, instituciones y atribuciones públicas en negocios particulares, familiares o de grupo.

El pasado, muestra muchos gobiernos, que sacaban ventaja o provecho, de  pérdidas, retrocesos, y sacrificios; y también muestra algunos, de singular esfuerzo, con innegables logros y avances.

Abundan viejas, conocidas y padecidas políticas y acciones, que son ya ejemplo histórico, de que muchos recursos públicos asignados, no alcanzaban su destino programado, no llegaban a los pobres y más necesitados; que tampoco llegaban parte de los apoyos destinados, a los afectados por desastres naturales, ya que los damnificados profesionales, intervenían y se apropiaban,  con sus cómplices o socios, de mucho de lo aprobado; e incluso también, se sabía que se desviaban, rescates a daños y pérdidas, de supuestos afectados previamente planeados.

Así, se explica que pobreza y marginación  hayan crecido y alcanzado históricos niveles, aún antes de la pandemia que las incremento e intensifico aún más.

Por eso. Hoy en día, no debe extrañar que se reconozca a gobiernos, que establecen la atención efectiva, a las mayorías como prioridad.

Y que se insista, en saber, características y condiciones de la situación actual. Entender la nueva realidad, para atenderla bien. Diagnosticar ámbitos, contextos y niveles de crisis y  afectación, antes de pasar a la acción y disponer de los pocos recursos disponibles. Saber es poder hacer más y mejor.

COSTOS DE INMEDIATEZ Y  OCURRENCIA

Y hay que señalar lo que inocultablemente se repite y padece. Presionados por lo cotidiano nos hacemos prisioneros de lo inmediato; respondemos lo mismo, en automático.

Las consecuencias casi siempre, son iguales o similares, insistimos en buenas intenciones y continuamos esperando respuestas o resultados diferentes. Desde siempre, se comete el error, lo demás son consecuencias.

No es grave, cometer error en el esfuerzo; incluso, la pérdida podría justificarse en un buen intento. Lo grave es que hasta de esta situación se aprovechan quienes solo buscan obtener ventajas, beneficios y privilegios, para sí mismos.

Desde siempre, la presencia y dominio, de las ineptocracias ocasiona pérdidas y retrocesos, a la población que dice representar; peor, cuando se comprueba, que se convierte, en delincuencia gubernamental.

Así, las historias se repiten. Ni tan tontos ni tan desmemoriados, atrás de la complicidad, el desinterés y el dejar hacer y dejar pasar, siempre hay un beneficio, una utilidad. Total los costos, las consecuencias se hacen sociales; como siempre, con cargo al presupuesto.

Nada de esto es nuevo, por eso hay que repetir e insistir.

Cero por cero, hasta hoy da cero. La suma de ceros, hasta hoy da cero. Más de lo mismo, hasta hoy da lo mismo. Se cosecha lo que se siembra.

Si el calvario que se vive no se aprende, habrá que volver a vivirlo. 

INPOSTERGABLES PRIORIDADES. ¿PRIMERO QUIÉNES?

La nueva realidad impone limitaciones y sacrificios, se intensifican y diversifican consecuencias y daños. Enfrentarlos exige fortalecer las formas de pensar.

Sin excusas ni pretextos, el ser humano es primero. Se impone que antes y después, todo tiempo y en todas partes, la exigencia y garantía de libertades y derechos, de toda persona, sin discriminación ni excepción.

También. Primero los afectados, los gravemente enfermos, los que requieren de atención urgente  y asignación suficiente,  de recursos y servicios públicos.

Y, dese luego, al mismo tiempo. Primero los pobres y los discapacitados, porque no es justo mantener a seres humanos sobreviviendo de la caridad, las sobras y los desperdicios. No es humano no atenderlos, porque implica sacrificarlos, al cancelarles expectativas y esperanzas.

En fin, hay activos importantes de los que se puede disponer. Logros y avances que no se pueden ignorar, despreciar o minimizar.

Y porque ha costado mucho alcanzarlos hay que defenderlos y fortalecerlos. Instituciones, políticas y programas gubernamentales que no sólo deben sostenerse sino ampliarse, bajo un renovado y actualizado, denominador simple y sencillo: primero el ser humano, los en grave riesgo y los pobres.

Pensamiento responsable e incluyente; orientado, al mismo tiempo, a lo importante y prioritario. Saber saber.

Ante una nueva realidad, una renovada forma de pensar y actuar.

-Académico. IIESESUV Twitter @RafaelAriasH, Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH