Columnistas

Gus Ávila, Negro Cruz y Jorge Calleja

Por Juan Iván Salomón

CUENTOS, MITOS Y TRADICIONES

Varios amigos se reunían con frecuencia. Entre ellos, Rafael, el Negro Cruz Tronco; Gustavo Ávila Maldonado y Jorge Calleja, el más joven. Hace unas cuantas semanas falleció Calleja, días después se fue el Negro y, está semana, Gustavo murió en Querétaro.

Poco antes de partir hacia el otro mundo, Jorge Calleja le dijo a este reportero:

–Amigo, ¿se te ofrece algo? Si necesitas alguna lana no dudes en proporcionarme tu número de tarjeta bancaria y te transfiero. Nunca me has pedido nada y deseo apoyarte.

El reportero agradeció el gesto y le contestó que no, que mejor cuando recuperara la salud tomarían un café o desayunarían y platicarían. Jorge era muy chido cuando conversaba.

En cuanto al Negro Cruz, fiel lector de la Biblia, bronco y franco en su trato con la gente, se caracterizó por ayudar en todo a sus amigos. Generoso y solidario, siempre tendió la mano a sus cuates.

Un día le dijo a este columnista:

–Si quieres poner tu propio periódico, yo te avalo para comprar la rotativa, que es lo más caro.

Gustavo Ávila Maldonado vivía en Banderilla. Este novato escribidor lo acompañó en infinidad de ocasiones al mecánico o a dónde fuera necesario. Últimamente a Gus le fallaba la vista y ya no manejaba. Este reportero le sirvió de chofer gratis, como buenos amigos. Nunca perdía Gus el buen humor.

Eso sí, cada vez que pasaba frente a una iglesia se persignaba. Era profundamente católico.

En una convivencia de amigos, El Negro y Gus comentaron:

–Está muy enfermo Fidel Herrera Beltrán. En cualquier momento nos dará un susto. Se nos puede morir…

Eran entrañables amigos del exgobernador.

Cosas de la vida, murieron ellos y Fidel les ha sobrevivido.

Descansen en paz Jorge Calleja, Rafael Cruz y Gustavo Ávila.

PD.- La colega Yaretzi López y este aprendiz de columnista han regresado a este medio luego de haberse dedicado por un tiempo a la corrección de estilo de algunos libros para ganar un buen varo.