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El educador. desencanto y esperanza

Por José Antonio Medina Aguilar

PIENSO, LUEGO ESCRIBO

 El educador. desencanto y esperanza

 Por Akiles Boy *

 ¡Capacidad y vocación!, presumo son las cualidades esenciales del buen Educador, Docente, Profesor o Maestro, como quiera llamarle y acomodarlo de acuerdo a la época o contexto que prefiera. En el siglo pasado, cuando curse la primaria y la secundaria, en mi pueblo, y pienso en todos los de la República, era común decir, la Maestra Consuelo o el Maestro Agustín. Eran los tiempos de la educación tradicional, en la que se privilegiaba la memoria y la relación vertical entre educador y educandos, además del individualismo y la competencia.

Describir el perfil clásico del Educador, es también hacer referencia al rol que desempeñó durante décadas, de líder formal con poderosa influencia en la comunidad. Mucho tiempo de significar la gran esperanza y acometer esa función de reducir y abatir el analfabetismo y la ignorancia  en los pueblos, principalmente los más apartados, los más atrasados, los más marginados. Una misión que se comparaba a la de un Apóstol.

En la historia de la educación en México, son frecuentes los relatos de grandes Educadores y sus aportaciones al desarrollo educativo del País, sin embargo,  hasta hoy tiene alto valor, el profesor o docente que labora en el medio rural, por las limitaciones y problemas que enfrenta todavía en comunidades incomunicadas, de difícil acceso, sin la mayoría de los servicios básicos. Se considera un desafío, por no decir una proeza,  trabajar en esos lugares, por sus condiciones de carencias, pero no de hospitalidad de sus habitantes, que regularmente cobijan a los profesores y les otorgan el reconocimiento como agentes de transformación social.

De ese México de la segunda mitad del siglo XX, hasta el México contemporáneo, los educadores, igual que otros profesionales, en el proceso de la evolución del País, han resentido cambios, en su status y también en su protagonismo en las comunidades. El deterioro socioeconómico y la decadencia de valores, dinamitaron su antiguo nivel de vida, prestigio y ascendencia en la localidad.

El monumental reto de las nuevas generaciones de educadores mexicanos será, por un lado, dejar en el olvido las viejas prácticas del sindicalismo magisterial corruptor, depredador y aliado de los grupos políticos, que provocaron el desastre en el Sistema Educativo Nacional, el cual transitó del fracaso de Modelos Educativos a la cancelación de la Reforma Educativa del anterior  sexenio, poniéndoles sin ningún recato, la etiqueta de villanos. Por otra parte, recuperar su posición social protagónica y credibilidad, como elemento activo y confiable para el cambio que la sociedad demanda, implica un formidable esfuerzo individual, público y social.

Desde cualquier óptica, la tarea de educar contiene la gran responsabilidad de contribuir a la formación de los ciudadanos que quiere y necesita una Nación. Para hacer posible esa aspiración colectiva, es fundamental que el educador asuma su papel, con el mejor perfil académico, experiencia y vocación de servicio, que incluya capacidad para adaptarse y resolver ante las nuevas  y diferentes realidades que presenta el entorno social. Eso equivale a renovarse, a mejorar sus  competencias, a asumir y refrendar su compromiso y responsabilidad social, a reinventarse a partir de sus potencialidades y convertirse en el gran edificador de antaño, de mujeres y hombres de bien.

Mientras el Estado, tendrá que asegurar a los educadores, un salario y prestaciones que dignifiquen su labor. Brindar capacitación continua y la oportunidad de desarrollo profesional. Mejorar las condiciones de los espacios educativos y atender el suministro de los recursos y materiales didácticos. Además, respetar el ambiente magisterial, a fin de no desvirtuar sus objetivos sociales. Finalmente, a la sociedad nos corresponderá apoyar el trabajo de los educadores. Si estamos de acuerdo con la idea, de que la educación es la palanca para el bienestar y el desarrollo, hagamos equipo y restauremos la confianza. A propósito del Día del Maestro, abrazo a la distancia a todos los EDUCADORES, especialmente a los de la familia. Hasta la próxima.

 

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.

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