- La Corte Internacional de Justicia examina por primera vez acusaciones de genocidio contra un Estado bajo la Convención de Genocidio de la ONU.
En un acontecimiento sin precedentes, Israel se encuentra bajo escrutinio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), enfrentando acusaciones de genocidio presentadas por Sudáfrica. Este caso marca la primera vez que el Estado judío se somete a juicio directo bajo la Convención sobre Genocidio de las Naciones Unidas, elaborada tras los horrores del Holocausto.
Las alegaciones de Sudáfrica se centran en el conflicto en Gaza, acusando a Israel de violar sus compromisos bajo la Convención de Genocidio. Se argumenta que los actos de Israel buscan la destrucción de una parte sustancial del grupo palestino en Gaza, incluyendo el asesinato de palestinos, la infligirles daños físicos y mentales, así como condiciones de vida destinadas a provocar su aniquilación.
Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel, rechazó enérgicamente estas acusaciones, calificándolas de “acusación falsa”. Sin embargo, Israel comparecerá ante la CIJ ya que es signatario de la Convención de Genocidio de 1948, otorgando jurisdicción al tribunal internacional.
El caso, calificado como “grave” por expertos, tiene implicaciones legales y políticas significativas. Si la CIJ falla a favor de Sudáfrica, sería la primera vez que el tribunal declara a un Estado responsable de genocidio. Esta decisión no solo afectaría a Israel, sino que podría avergonzar a su aliado más cercano, Estados Unidos, considerándolo cómplice de las acciones alegadas.
Las consecuencias potenciales se extienden a nivel global, ya que un fallo en contra de Israel podría generar litigios internacionales y tener repercusiones legales en todo el mundo. La administración Biden, que ya ha reconocido la realización de bombardeos “indiscriminados” por parte de Israel en Gaza, se vería afectada, siendo considerada cómplice según algunos análisis.
Las audiencias públicas en la CIJ para impugnar las acusaciones de Sudáfrica están programadas, y se espera que Israel cuestione la legitimidad del tribunal. Mientras tanto, el caso continúa captando la atención de la comunidad internacional, desafiando los límites del sistema legal internacional y generando un debate crucial sobre los conflictos y la responsabilidad estatal en la era contemporánea.