Espacio 13
*Escribiendo de ellos, los políticos, sombra o sol de invierno…no presumen encanto.
*Y redacto para mí mismo en esta labor periodística, pluma firme, arma potente y poderosa.
*Escribiendo y envejeciendo, pero sin llegar a la ancianidad, la cual es respetable.
Debo ser sinceros, estimados lectores…
Ahora que me estoy dedicando a elaborar la edición especial de Calaveras 2021, como lo inicié hace 49 años ya profesionalmente, cuando en la época de secundaria y preparatoria ya las practicaba familiarmente, como lo hacía mi abuelo Toño Chama, en su panadería…me doy cuenta que sí he envejecido sin sentirme viejo, setentón sin ancianidad, lento sí y quizás torpe en mis movimientos, leyendo y volviendo a leer libros, pero me da tiempo para analizar detenidamente que no son ciegos los que no ven, sino los que caminan entre tinieblas…
En parte por las limitaciones que ocasiona la pandemia de Covid, por la otra, lógica desde luego, nos agrada y apasiona escribir, siempre en el negro teclado, ahora de una imposición llamada computadora, extrañando la vieja máquina negra, esqueleto amiga Remington que marca lo que pensamos en estos 51 años de labor en el difícil campo del periodismo, haciendo valer la palabra escrita y tanteando los muros que delimitan el sendero, muchas veces en pasos cortos y temblorosos, nada ha sido fácil, recordando la vieja frase comparable al vino de Casa Domec… “si las cosas fueran fáciles, cualquier pendejo las haría”; viendo como en la política son ciegos los que no saben que suelo pisan y no encuentran su lugar, atacando, en burlas e indiferencias pero sin ubicarse, esa es su fatalidad y lo será hasta el final de sus días…
En este trabajo nuestro no necesitamos ser otro, el lector y la familia encienden una vela e iluminan el sitio que debemos ocupar, sin poses ni protagonismos, entendiendo que solamente existe un sitio que debemos ocupar, un lugar para cada uno y los enemigos gratuitos, los vacíos de cerebro, incrédulos, hacen caso a los envidiosos y perversos que se encargan de amarrar navajas y el sitio que hemos ganado intentan impedir que lo ocupemos pero nuestra fuerza y trabajo se imponen… nadie derrotará nuestro instinto de ocupar un lugar, el único sitio donde se encuentra la labor cumplida y la felicidad de escribir todos los días
Una vida en donde el poderoso en la política sufre entre llantos y bajezas, su alegría es escasa y si acaso fingida, cada quien toma lo obtenido, lo suyo. Nuestro trabajo les disgusta, encabronados dibujan sonrisas, irónicas y terribles en sus administraciones trágicas, caminan perversos y sin encanto. Los analizo y cada vez me defraudan. Los cambios en ellos no se dan, siempre mentirosos y siempre falsos profetas.
Me agrada leer, decía, por placer y no hay placer más exquisito, además de la compañía y sonrisa de una dama, pero en la lectura revivo en su esencia el contenido y mensaje de cada libro y recuerdo las palabras de Julio Scherer García, en una plática en Veracruz, que los funcionarios cuando se van de su poder temporal, quedan viudos; viudos de su colección de mujeres que adquirieron gracias al pasajero poder, viudos de sus amigos, es doloroso; viudos del poder que los abarcó y les hizo terribles y malosos, viudos y no acabarán de morir políticamente, seguirán sufriendo, les viene lo bueno.
Hemos transitado con años bien vividos, placeres que también brinda el periodismo y nos llevó a conocer grandes y exitosos personajes de la política y del sindicalismo, del deporte y de la cultura, políticos aldeanos como presidente de la república y gobernadores veracruzanos, lo que nos autoriza a conversar, explicar y confesar sin preocupaciones por el tiempo, nos mostramos con orgullo, sonrientes y cordiales, respetuosos y afables con todos, cuando dejan de hablarnos, el problema es de ellos, nosotros continuaremos siendo periodistas hasta que Dios lo permita, no los mortales.
Esto es parte del contenido de mi libro “Cama 151”, no se maldecirte o bendecirte, entendiendo que los valores nos hacen fuertes y dignos en la adversidad, y si alguien demostró ante mi esos valores, difícil de creer por su imagen de cacique sindical, fue don Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, anécdotas varias que citamos en este libro.
De momento, veo presidentes municipales, síndicos y regidores, con un futuro acechando en sus rostros abrumados.
Seguimos con calaveras edición 2021.
Saludos.