Veracruz

Desaparece obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero; CEM pide a captores regresarlo sano y salvo 

A través de un comunicado emitido la tarde de este lunes, la Conferencia del Episcopado Mexicano informa con profunda consternación sobre la desaparición de Monseñor Salvador Rangel Mendoza, Obispo Emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, de quien se desconoce su paradero desde el día 27 de abril.

Ante estos lamentables hechos, dicen los epíscopos mexicanos, “la CEM manifiesta su preocupación y solicita enérgicamente a las autoridades de los tres niveles de gobierno su pronta y decidida intervención para la localización de Monseñor Rangel Mendoza”.

“Hacemos un llamado al Gobierno federal, a los Gobiernos de los estados de Morelos y Guerrero, y a las autoridades municipales correspondientes para que, en el ánimo de sus respectivas competencias, actúen de manera coordinada y eficaz a fin de traer de regreso a casa, sano y salvo, a nuestro hermano Obispo”.

Salvador Rangel Mendoza, originario de Tepalcatepec, Michoacán, es miembro de la Orden de Frailes Menores o Franciscanos, de 78 años de edad, se ordenó sacerdote para la Diócesis de Morelia y desempeñó diversos cargos en esa demarcación hasta que el 12 de marzo de 2009 el papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Huejutla, en el estado de Hidalgo. El 20 de junio de 2015 el papa Francisco lo trasladó a la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa

Como obispo de Chilpancingo-Chilapa atrajo el reflector nacional por sus declaraciones en relación con la violencia causada por el  narcotráfico en el territorio de su diócesis, una de las zonas más violentas del país. Ha declarado que ha dialogado con los líderes del narcotráfico pidiendo protección para sacerdotes y religiosas de su diócesis, ​ manifestando que en alguna ocasión gracias a su intervención habría logrado salvar la vida de un sacerdote que habría sido “condenado a muerte” por el crimen organizado.

Tras su desaparición, los obispos mexicanos hacen un “respetuoso pero firme llamado a quienes mantienen en cautiverio a monseñor Rangel Mendoza para que, en un acto de humanidad y considerando su delicado estado de salud, le permitan tomar de manera adecuada y oportuna los medicamentos que requiere para su bienestar. Reiteramos nuestra solicitud para su pronta liberación y regreso seguro a su casa”.