Columnistas

El debate entre Pepe y Nahle

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

En los Estados Unidos la modalidad de los debates entre candidatos a la presidencia encuentra raíz en aquel sostenido entre el entonces vive-presidente Richard Nixon y el senador John F Kennedy, los analistas de aquel país coincidieron que en ese debate se había decidido la presidencia de los Estados Unidos a favor de Kennedy; voz, imagen, presencia física, gestos, vestimenta fue el conjunto de caracteres que influyeron en la audiencia para en noviembre siguiente favorecer electoralmente al joven senador. Pese a su capacidad retórica, la espesa barba de Nixon lo hacía parecer enfermo y desaliñado, mientras que el porte de Kennedy lucía bien trajeado y fresco, tal fue uno de sus atractivos durante su efímera presidencia truncada abruptamente cuando fue victima del sangriento atentado. En nuestro país, otra cultura política y otras circunstancias el primer debate presidencial se celebró el 12 de nayo de 1994 entre los candidatos presidenciales Ernesto Zedillo (PRI), Diego Fernández de Cevallos (PAN), y Cuauhtémoc Cárdenas por el PRD; el candidato panista se mostró más agresivo y contundente contra sus interlocutores y produjo buena impresión en el imaginario colectivo. Sin embargo, la elección la ganó ampliamente Ernesto Zedillo con una diferencia de 22 puntos. De allá hasta ahora devienen los debates entre candidatos a presidentes, también a gobernadores.

Mañana 27 de abril será el primer debate de campaña electoral entre la candidata de Morena, Rocío Nahle y José Yunes Zorrilla por la alianza opositora, ambos compiten por la gubernatura de Veracruz, los acontecimientos en el curso de las campañas concitan especial interés porque será la primera ocasión que los candidatos aparezcan juntos en público, y por escuchar los planteamientos de ambos pretendientes al gobierno veracruzano. Por su larga trayectoria y experiencia parlamentaria ya estamos en antecedentes de la habilidad discursiva de Pepe Yunes, también de su congruencia política, como lo demostró cuando no acompañó a su bancada en la votación contra una reforma energética que antes habían aprobado. El paso de Rocío Nahle por la cámara de diputados dejó poco para el registro pese a su condición de coordinadora de la bancada de su partido. Por los incidentes ocasionados en el transcurso de la campaña electoral este debate da lugar a interrogantes, el primero versa sobre en qué medida influirá en el electorado, el segundo inquiere acerca de si servirá para que el electorado cambie de preferencias. Pero en otro plano es posible patentar el vivo interés de la ciudadanía informada por observar a Rocío Nahle ahora que está inmersa en graves cuestionamientos relativos a su patrimonio familiar de descomunales proporciones respecto a sus ingresos como servidora pública, ¿aprovechará la oportunidad de estar frente a cientos de miles quizás millones de veracruzanos para desmentir documentadamente lo que califica de difamación y violencia de género? el debate tiene un formato que para nada impide aprovechar esa oportunidad de ahora o nunca. Aunque sucede como en el teatro, tras bambalinas suceden cosas que el público nunca ve.