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EL COMPLEJO DE MIRAMAR

Por: Héctor Saldierna Martínez

Abriendo Brecha

La principal noticia de los diarios del centro del país en esta media semana fue la solicitud sobre el tema de energía del T-Mec requerida por Estados Unidos y luego seguido por Canadá. Conforme a la orientación del significado parecería que esto no fuese algo para celebrar, pero desde el punto de vista de columnistas y la línea editorial de esas publicaciones, festinan esta acción contra el interés general del país.

En estos últimos más de tres años ha sido la tónica a seguir de parte de una prensa irritada por las políticas energéticas del país, donde diesen la impresión que están a favor de los más recalcitrantes intereses privados extranjeros y a favor de las multinacionales foráneas.

Parece que México no termina por aprender la lección. Siempre existe un grupo opositor en el país que se manifiesta en contra de quienes pretenden llevar políticas energéticas que tienen el propósito de lograr la autosuficiencia y dejar de depender de los extranjeros.

Precisamente, llama  a una evocación del 3 de octubre de 1863 cuando una Junta de Notables, integrada por conservadores mexicanos, fue a ofrecer al archiduque Maximiliano de Habsburgo de Austria en el Palacio de Miramar la corona de México.

Eran los tiempos de Benito Juárez que tuvo el talento y la valentía para expulsar a un monarca europeo que había usurpado el poder con el respaldo de notables conservadores.

Por es que nuevamente volvemos a esos tiempos en que miles y miles de connacionales día con día, con la fuerza de algunos medios de comunicación, retumban como campanas sus discursos de odio e inconformidad por una posición que, paradójicamente, busca erradicar las reminiscencias extranjeras que termina por afectar al país. Más tarde que temprano.

La realidad es que la posición asumida por el gobierno federal ha seguido un camino promisorio y se ha adelantado al estrepitoso fracaso de las políticas privatizadoras y neoliberales que ya en Europa llega a niveles alarmantes.

La posición de las naciones de ese continente, cuyas primeras planas de los periódicos atestiguaron la intención, es la necesidad de ahorro de energía y que en el caso de Francia, Gran Bretaña e Italia están cambiando totalmente la posición y se han pronunciado por el control energético de parte de la entidad pública.

El ejemplo más claro y evidente se encuentra en Francia que anunció la toma de acciones públicas a favor de la empresa Electricité que tenía una buena parte de inversión privada.

Alemania, la nación que se había distinguido también por su hegemonía económica en Europa, enfrenta ahora severos problemas energéticos. Por depender del gas que le suministra Rusia, ahora tiene fuerte conflictos para poseer la capacidad de suministro a su población.

Adicionalmente, al haber adoptado la estrategia hace algunos años de cancelar programas nucleares, debido en parte al accidente de un reactor nuclear en Fukushima y también porque se había pronunciado por las energías renovables, ahora está dependiendo en gran medida por el carbón.

Luego entonces, las políticas energéticas impulsadas por México empiezan a tener réplica en otros países y es una falacia absoluta que el mercado debe ser libre y manejado por particulares.

La muestra de estos equívocos se manifiestan en las elevadas y desmesuradas tarifas eléctricas que empresas como Iberdrola han impuesto en España y que tienen a la población subordinada  a su, digámoslo, influyente y negativo poder.

Hasta ahora el gobierno de Pedro Sánchez está reaccionando al empezar a cobrar impuestos a Iberdrola por sus desorbitantes utilidades.

Y bien, las observaciones a México parecen no tener ningún sustento. En su momento, cuando estaban las negociaciones del T-Mec, el negociador de parte de México, Jesús Seade Kuri, fue muy cuidadoso en las cláusulas para evitar que hubiese intervención en contra de México.

En la víspera, Peña Nieto había aceptado todas las condiciones que le habrían impuesto, producto de una actitud subordinada y que fue el común denominador desde los tiempos de Miguel de la Madrid.