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¿Y las víctimas de la naturaleza?

Por: Héctor Saldierna

Abriendo Brecha

Ana Karen era el nombre de una influencer que buscaba ser famosa. Sin embargo el destino le hizo una mala jugada y cerca de Naucalpan, donde ella residía, el desbordamiento de un río  la atrapó y fue rescatado su cadáver a 80 kilómetros de distancia.

Se trata de una tragedia más que ha infligido el mal tiempo en la república, caracterizado por fuertes lluvias y por la crecida de los ríos, sembrando muerte y desolación a su paso.

Los padres de esta víctima, por cierto, exigieron al alcalde de este municipio que hicieran contenciones en los bordes del río. Pero éste contestó que no había presupuesto para tal propósito. En respuesta, le dijeron que ellos van a promover acciones para contar con  los medios y hacer esta obra.

Quizá esto sea lo más conveniente a futuro. Que la sociedad se vaya incorporando en mayores actividades en beneficio del entorno en que vive.

ESTRAGOS POR DOQUIER

Son varias las ciudades y comunidades en el país que este año han sufrido las consecuencias de lo que se le atribuye al calentamiento global, propiciado por la actividad humana y que muestra signos verdaderamente pavorosos de la manera tan violenta que se manifiesta la naturaleza cada vez más.

Casi no hay parte de la geografía nacional que no se advierta de esta problemática. Hablamos del norte de Veracruz, con el paso de Grace o en la zona occidental en Colima y en Sinaloa. Y ahora más recientemente en Tula, donde el río cobró la muerte de 15 personas que estaban intubadas en el hospital del Seguro Social.

Se quedaron sin energía eléctrica y sin respiración. En tanto, la parte baja de la ciudad sufrió los estragos del río en imágenes angustiosas que fueron proyectadas a nivel nacional. Poco antes fue Ecatepec en el Estado de México.

Y no conforme con el mal tiempo, también los sismos han hecho acto de presencia y en la ciudad de México se vivieron escenas de pánico y angustia, sobre todo porque se tiene el antecedente de temblores con horrendas consecuencias.

El epicentro fue en Acapulco, Guerrero, donde centenares de familias vieron la destrucción de sus viviendas. En Veracruz y Boca del Río solo se sintió el temblor en forma oscilatoria, pero con una fuerte carga de preocupación. Días antes, la zona conurbada se habría despertado a las 5 horas ante un fuerte” empujón” de la naturaleza, siendo el epicentro a unos cuantos kilómetros sobre el Golfo de México.

Sí hacemos el comparativo de hace 20 a 30 años, se puede observar que no había tantos signos de la naturaleza como ahora se manifiestan en diversas partes del mundo. Fuertes incendios en la Amazonia o en norte de los Estados Unidos. O bien en las lejanas tierras siberianas.

Incluso, hasta con lluvias atípicas en Groenlandia, país ubicado en el polo Norte y que tal vez nunca se habían presentado. Ello tiene que ver también con el deshielo del polo ártico, hecho de gran preocupación por las consecuencias impredecibles que puede ocasionar.

Es evidente que la respuesta de la humanidad debe ser tan intensa como son ahora estos hechos violentos de la naturaleza. Organizaciones como Greenpeace o activistas como Thunberg en Suecia, alertan y piden haya una respuesta más sólida de parte de los gobiernos para mitigar el calentamiento global, ocasionado principalmente por los combustibles fósiles.

RESPUESTA A LOS DESASTRES

Un tema que ha sido motivo de polémica tiene que ver con el Fonden, que era un fideicomiso para dar respuesta a los desastres naturales. El actual gobierno aduce que el dinero era mal usado y no llegaba en su mayor parte hacia el objetivo de ayudar a la población afectada.

Ahora, se pretende que el recurso llegue directamente a las víctimas, con una previa investigación sobre las personas que sufrieron daños. Se trata de un asunto que no es nada sencillo.

Lo cierto es que la Sedena y Semar cumplen con el objetivo de ayudar a las personas que han sido dañadas por las lluvias. Pero, por otra parte, cuando una familia pierde sus pertenencias básicas, está situándose en una situación muy precaria.

Tendrán que pasar varios años antes que recupere sus muebles, electrodomésticos y otras pertenencias de gran valor. Ahí es donde el gobierno pretende llegar para mitigar esta problemática. Pero se antoja difícil partiendo de una realidad en la que no hay a veces la capacidad ni la voluntad de parte de las personas comisionadas que tendrían que llevar los respaldos a miles de familias afectadas.

Y por otra parte, lo que era el Fonden, fondo para desastres, sólo era manejado por las autoridades municipales o estatales, sin que se garantizara que llegara al objetivo final.

No es nada sencillo el asunto. En tanto, sigue la crispación social.

¡Y hasta la próxima!.