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Las clases presenciales, un alto riego

Por Pbro. José Manuel Suazo Reyes

En días pasados, en el Diario Oficial de la Federación: 20/08/2021, se dio a
conocer un acuerdo firmado por la Secretaria de Educación Pública, Delfina
Gómez Álvarez donde se establecen diversas disposiciones para el desarrollo
del ciclo escolar 2021-2022. En dicho acuerdo se anuncia la reanudación de las
actividades del servicio público educativo de forma “presencial, responsable y
ordenada”. Se confirma que la reanudación de las clases será el 30 de agosto
de 2021.
Esta determinación oficial sucede en este tiempo donde la tercera ola del
COVID-19 ha ido creciendo de forma alarmante y amenazante. No es extraño
ver letreros en las poblaciones donde se anuncia RIESGO DE ALTO
CONTAGIO. Existen evidencias no sólo de contagios de personas menores de
18 años, sino incluso muchos casos de muertes de menores de edad.
Por su parte, los obispos de México en su mensaje del 27 de julio de 2021,
decían frente a la emergencia educativa, sanitaria, económica y social,
“respondamos a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de México, con toda
la fuerza del Estado. Necesitamos de un verdadero Estado Social, que
resguarde y promueva en primer lugar, la educación, la salud, la seguridad y el
bienestar de los más pequeños”.
Le determinación de regresar a clases el 30 de agosto próximo “llueva, truene o
relampagueé”, parece poner el énfasis solamente en el aspecto educativo y
cuestión emocional de los niños, pero relativiza la parte de la salud, de la
seguridad y del bienestar integral de los educandos y de sus familias.
Con el regreso a clases presenciales existe un alto riesgo de contagio entre los
alumnos y con ello los docentes y los familiares.
Por lo tanto consideramos que el regreso a clases presenciales no es de
ningún modo seguro, no obstante el protocolo sanitario de las 10 acciones que
el gobierno ha anunciado. Es muy factible que los educandos no tomen en
serio el uso de cubrebocas y el cuidado de la sana distancia. Cuando empieza
la socialización entre conocidos, muchos se olvidan inmediatamente de los
cuidados sanitarios.
En este momento, el regreso a clases presenciales expone a la sociedad a
contagios masivos de COVID-19 y a situaciones irreversibles y graves.
Lamentamos que las autoridades minimicen el riesgo de contagio de los
menores de 18 años pese a los avances de la variante Delta.
Esta decisión oficial de regresar a las aulas representa un alto riesgo para la
salud y podría llevar al colapso de nuestro sistema de salud. Lo mejor y más
sensato sería posponer el regreso a clases presenciales y continuar por otro
tiempo con las clases virtuales.
En definitiva es bueno también recordar que los primeros responsables de la
vida y la seguridad de los menores de edad son los padres de familia. No es
fácil delegar el cuidado de la salud a quien ha mostrado desinterés por la salud
de los menores de edad.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa