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Los nuevos tiempos

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

Los nuevos tiempos

            Indudablemente los tiempos han cambiado. Ya no encuentro a mis amigos ¿o es que acaso los tengo? Muchos he perdido con el devenir de la vida, pero eran sólo ellos, no había nexos con sus familias. Así van cambiando las cosas, la vida, los amigos, la gente. Así son los nuevos tiempos. Ahora con el pretexto de la pandemia, ¿o no está bien que así lo llame? porque muchas cosas cambiaron mas así se quedaron, algunas empresas e instituciones del Sector Público modificaron sus protocolos de atención afectando a millones de personas. La vida sigue y tiene que enfrentar la gran paradoja de quedarse en casa o salir a buscar qué comer.

            No, no estoy en contra de cómo el gobierno está llevando las cosas, ni mucho menos de cómo la gente cuida su vida. Debemos tomar todas las medidas sanitarias preventivas necesarias para seguir adelante, para poder trabajar, porque de no hacerlo así no hay manera de continuar. Estamos ávidos de viajar, reunirnos, divertirnos; sin embargo, las condiciones están dadas, entre más salgamos más posibilidades de contagio tenemos. Ya no quiero perder más amigos. La cadena llega a veces a ser necesidad. La maquinaria parece funcionar a la perfección y está dotando a los más fuertes de enorme poderío difícil ya de erradicar. Los hemos dejado crecer a sus anchas. En contraste, los de abajo, los de a pie, tenemos que hacer mayores esfuerzos por continuar en la lucha, acatando las disposiciones de “la nueva normalidad”, algunas innecesarias, pero, bueno, ya qué. Aunque ello nos trajo mayores erogaciones que no estaban previstas, ni modo; alguien dijo que los seres humanos somos fantásticos y lo hemos logrado, a pesar de las innumerables carencias que hemos vivido debido a la crisis sanitaria que nos afecta. El exceso de soledad es abrumadora me comentan algunas personas. No saben que yo también lo padezco. ¿Dónde están mis amigos que no los encuentro? La gente se encierra pero ya es desde antes, las fachadas de las casas son casi amuralladas todas. No fue la pandemia, fue la inseguridad la que las encerró. Ya no encuentro a mis amigos, la Covid-19 cambió su manera de pensar, de convivir, de hablar. No, no vivo en el pasado pero recuerdo con nostalgia las reuniones familiares en las tardes de antaño. Desde la calle podíamos apreciar a través de las rejas de las casas los carros en las cocheras junto a las terrazas (porque así eran las casas en su mayoría, con rejas de estructura metálica y muy pocas bardeadas) en que familias enteras se congregaban, y a veces, hasta los vecinos eran vistos integrarse a departir en amenas tertulias que culminaban hasta la mortecina tarde de calurosos días de entre semana, donde el alcohol era el gran ausente, sólo la plática amenizaba aquellos solaces instantes de esparcimiento. Eran otros tiempos. Ahora, todo mundo está oculto tras sus murallas, reciben y hablan sólo a quien y con quien quieren. Es verdaderamente difícil encontrarlos.

            Quizá esta reflexión parezca exagerada. Muchos superlativos podrían aplicarse al año pasado, en su mayoría negativos. Se han escuchado juicios subjetivos que cada quien hizo diferente. Sin duda un año desgarrador por el trágico número de muertes por la Covid-19, una dolorosa lucha racial y un ambiente político divisivo. Pensamientos segregados que reflejan un cambio radical y enmarcan el umbral de la nueva vida de una sociedad que convive a través de videoconferencias y redes sociales e interactúa poco. Así son los nuevos tiempos ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).