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El político y la mentira; políticos tóxicos

Por Alfredo Bielma Villanueva

Ya se sabe, en política la mentira es cartabón y que el político para alcanzar el éxito requiere de capacidad histriónica y de pocos escrúpulos, de lo contrario sus márgenes de acción serán muy reducidos y quedan expuestos al fracaso. Por esta “sutil” característica es frecuente observar al político en elocuente concierto con las mentiras, sin que por ello haya un asomo de rubor en su conducta; sobre eso el presidente López Obrador es caso paradigmático, hecho fácilmente comprobable en sus “mañaneras”, foros convertidos en fructuoso manantial de ficciones. No existe problema alguno para cosechar las pruebas en otros escenarios porque basta sumergirse en el mundo plástico de la política para recoger perlas en abundancia. Para algunos está fresca en la memoria la entrevista de Ciro Gómez Leyva al entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa en octubre de 2016 cuando Duarte aseguró que haría frente a las “falsas” acusaciones de corrupción en su contra y que al término de su mandato permanecería en Veracruz porque “el que nada debe nada teme”. Fue su última aparición televisada como gobernador porque pocos días después emprendió la graciosa huida y lo sustituyó Flavino Ríos para concluir los 43 días restantes de su mandato. Algunos meses después Duarte fue detenido en Guatemala, aunque dijo que se entregó a condición de obtener respeto para su familia, además, dijo que las acusaciones de corrupción eran una falacia inventada por sus enemigos políticos y aún ahora sigue alegando inocencia pese al enorme cúmulo de pruebas en sentido contrario. De colofón: ante la contundente evidencia porque dejaron más huellas que un mapache, quienes acompañaron a Duarte en el despojo a Veracruz se proclaman inocentes y derraman en litigios para su defensa buena parte de lo “caído” porque para el político el “yo no fui” es patente de corso, y a ver quién tira la primera piedra.

La veta es rica. Dante Delgado, a quien nadie regatearía méritos por su vasta participación en la política electoral del país, también es fuente inagotable de afirmaciones inciertas: afirma que “Movimiento Ciudadano es la organización que tiene mejor comunicación política, no nada más en México, sino en América Latina y creo que en muchos lugares del mundo” (¡!), también asegura que MC es la única organización política en crecimiento, aunque le es imposible ocultar que en Nuevo León y Jalisco, sus bastiones principales, perdió territorio, lo mismo en Chihuahua, Puebla y Sonora. Por cierto, hace días anunció que hoy 18 de junio informaría de los avances obtenidos por su partido. Los tiempos de evaluación y balance en materia política son ricos en despropósitos principalmente en la versión de “los vencidos”, porque ya escuchamos a Jesús Zambrano declarar la desaparición del PRD, pero anticipa que iniciarán los trámites para la integración de un nuevo partido político, y, por otro lado, “Alito” y Rubén Moreira pregonan un posible cambio de colores y de nombre en el PRI, demostrando que con todas la marrullerías a cuestas el sentido común no forma parte de sus prendas, pues ni el PRD ni el PRI padecen sus dolencias por ser partidos negativos sino por soportar la onerosa carga de políticos parásitos que adonde quiera que vayan siempre llevarán su carga toxica. Pero el escenario de la política no es rico solo en mentiras y engaños, porque allí también proliferan con alegría cósmica la traición, la deslealtad, el egoísmo, la ingratitud, pero paradójicamente este mundo no camina sin la política y los políticos, cosas de la condición humana.