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Manuel Huerta, el artífice

Por Arturo Reyes Isidoro

Prosa aprisa

Desde el año 2000, cuando el PRI perdió por primera vez la Presidencia, no había advertido un gran desánimo en una buena parte de los veracruzanos como ayer lunes.

Pepe Yunes despertó una gran expectativa de que podía ganar la gubernatura y repetir la alternancia, como en 2016 y luego en 2018. Hizo lo correcto, pero lo apabulló la elección de Estado.

Desde un principio dijo que se enfrentaba a una elección de Estado, sabía muy bien lo que eso significaba, siempre dijo que no estaba fácil ganar, pero nada lo arredró.

Ayer con gran entereza, como el político profesional que es, con el mejor ánimo, con la honestidad que lo caracteriza, reconoció el triunfo de Rocío Nahle y le deseó “lo mejor a Veracruz”.

No es algo como para celebrarlo, pero la entereza de Pepe estaba sustentada en su experiencia de haber perdido antes una elección a senador, en 2006, y a gobernador, en 2018.

En el proceso que está por terminar, era digno de mejor suerte. Hasta ahora, nunca ha sido señalado o denunciado por algún acto de corrupción, ni ha sido un político presupuestívoro.

Siempre que puedo recuerdo que en 2006, cuando perdió la elección a senador, siendo diputado local con licencia, no regresó a la nómina y dejó que su periodo lo concluyera su suplente.

Así como ayer dije que me hubiera gustado que ganara Xóchitl Gálvez, hoy digo lo mismo con respeto a Pepe. Hubiera sido un gobernador de la unidad, que tanto se necesita en Veracruz.

Me gustó que sin ningún titubeo, al concluir su participación ante los medios, aceptó que la diferencia entre el primer y segundo lugares era lo suficientemente contundente y sin margen de cambios.

Mis respetos y mi admiración para Pepe.

Un operador con gran experiencia

Muchos no salen de su sorpresa, algunos de su pasmo, y se preguntan qué pasó, dónde quedaron los miles de votos que se esperaba para Pepe, y por qué pasó, cómo pasó, qué falló.

Insisto en que Pepe hizo lo correcto, lo que pudo y hasta donde pudo. Pero enfrente tuvo a otro gran operador, con todos los recursos que da el poder, con un ingrediente más, especial, determinante: el de la experiencia.

Mientras todos estaban entretenidos con los señalamientos de Arturo Castagné contra Rocío Nahle, y de Marlon Ramírez contra Cuitláhuac García, Manuel Huerta operaba sin hacer ruido.

Siempre tuvo la ventaja de haber sido, como dirigente estatal de Morena en 2018, quien llevó al triunfo a su partido (a Cuitláhuac a la gubernatura, a AMLO a la Presidencia) con votaciones históricas, y de tener el pulso de los votantes por su manejo de los programas sociales como delegado de Bienestar.

Que se sepa, cuando Claudia Sheinbaum advirtió que ni Cuitláhuac ni Nahle y sus equipos podían, entonces, con el visto bueno del presidente, metió como emergente a Manuel con el encargo de que sacara al buey de la barranca.

Entrega los mejores resultados, aunque ni se muestra ni alardea. A partir de septiembre próximo, él y su gruesa humanidad calentarán un escaño en el Senado, donde ganará lo suficiente para pasar su vejez sin apuros económicos.

A los ojos de la nueva Presidenta, queda como el gran operador político de su partido en Veracruz, como el de mayor experiencia y no se duda que será uno de sus hombres fuertes en el Senado.

¿Pero, qué hizo, cómo lo hizo? Se aplicó a cumplir al pie de la letra la estrategia que diseñaron en el cuarto de guerra de Sheinbaum cuando decidieron apretar y no correr ningún riesgo con el resultado.

Se trató de algo muy sencillo, que, al menos en mi caso, que tenía alguna idea de lo que estaba pasando, no creí que les iba a funcionar o a alcanzar para ganar: explotar al máximo, venderle al electorado el nombre y la imagen de López Obrador y sus programas sociales.

Es decir, Andrés Manuel no estuvo en las boletas, pero no solo se entrometió en el proceso en sus conferencias mañaneras, sino que, en el último tramo, toda la maquinaria guinda se volcó en promoverlo, así como los beneficios de sus programas sociales.

Por eso fue que, en el caso del estado, procedieron a bajar todas las lonas con la imagen y el nombre de Rocío Nahle, que estaba muy mal ante el electorado, para apostarle a la marca, solo al nombre de Morena y a su creador y guía. Y les funcionó.

¡Ah! Y, claro, por supuesto. Tuvieron todo el dinero para operar, todo el que se puede tener cuando se es gobierno.

Otro ganador es MC

En medio de todo el barullo que se armó, derrotados el PRI, el PAN y el PRD juntos, el otro que puede resultar el gran ganador es Movimiento Ciudadano (MC), que parece quedar, por el momento, como la única opción para todos los que quedaron desencantados, pero no se quieren dar por vencidos.

Los porcentajes que obtuvo le garantizan su registro, ya vieron con Jorge Álvarez Máynez que pueden jalar a los jóvenes, y si a partir de ya empiezan a trabajar la candidatura de Luis Donaldo Colosio para dentro de seis años, pueden ser la gran opción para los mexicanos que no quieren saber nada de Morena.

Seguramente Dante Delgado y el gran operador que tiene en la persona de José Manuel del Río Virgen van a empezar a armar de inmediato la estructura estatal y municipal para enfrentar el proceso de renovación de los ayuntamientos el próximo año.

Si bien Sergio Gil Rullán puede ser dirigente estatal y diputado federal (aseguró curul como plurinominal), lo más probable es que haya cambio en la dirigencia para refrescar los cuadros, y tengo entendido que hay ya un buen prospecto para el cargo: Luis Carbonell de la Hoz, actualmente delegado nacional de MC en el estado, nieto, por cierto, de aquel inolvidable Manuel Carbonell de la Hoz.

En el caso de Polo Deschamps, estaría preparándose para ser candidato del partido naranja a alcalde de Alvarado, municipio donde se encuentra la mansión de Rocío Nahle, donde se asienta la mayor parte de la Riviera Veracruzana, o sea, ahora con un gran potencial económico.

Polo felicitó ayer a la nueva gobernador Rocío Nahle, acto en el que estuvo acompañado por la cúpula estatal de su partido.

Caen peso y la BMV por desconfianza, tras el triunfo de Morena

Una de las primeras consecuencias negativas del triunfo de Morena se tuvo en el área de economía y finanzas: el peso se depreció, cayó el mercado accionario de la Bolsa Mexicana de Valores y hubo un aumento en las tasas de interés.

Las caídas no se veían desde 2020. Especialistas dijeron que preocupa que la mayoría calificada de Morena haga cambios constitucionales que deterioren el ambiente de negocios. Dijeron que hay un ambiente de miedo y que podría haber fuga de capitales.

El miedo es que le quieran cambiar el mandato al Banco de México o de plano quitarle la autonomía.

Pero también hay miedo por el control político que tendrá Morena del Congreso. Recuerdan que en febrero, el presidente presentó un paquete de reformas que reduce los fondos del Instituto Nacional Electoral y cambia el procedimiento de nombramiento de la Suprema Corte.

Dijo que antes de irse, en el último mes de funciones, septiembre, concretaria las reformas, que no ha podido hasta ahora.

No alcanzarían mayoría calificada, dice periodista decana

La decana de reporteros del Senado, Leti Robles de la Rosa, de Excelsior, publicó ayer por la tarde, de manera urgente: “EXTRA. Aunque el conteo rápido del @INEMEXICO planteó el escenario que el oficialismo iba a tener mayoría calificada en el @senadomexicano, el PREP muestra que NO será así. Con un cociente de 1617784.68 (para fórmula de asignación de pluris) el oficialismo tendrá 18 pluris, más 64 de mayoría y primera minoría, para hacer un total de 82… la mayoría calificada se forma con 86; quedarán a 4 votos de lograrla. El cociente resulta de dividir la votación total válida entre las 32 pluris. La votación de cada partido se divide con ese cociente para conocer cuántas pluris le tocan a cada uno”.

¡Uf! Ojalá y se confirme su información, porque de otra forma, en lo que le falta de su mandato, de aquí a septiembre, López Obrador va a hacer y deshacer del país lo que quiera y como quiera y quién sabe que Constitución nos va a dejar.