La ciudad que habito
por: Edgar Landa Hernández.
Las figuras geométricas dan forma a un sin número de siluetas bajo la luz de la luna. La ciudad ha cambiado y junto con ellas la actitud de sus pobladores, que, a decir verdad, son muchos los que llegan de fuera y deciden establecerse a vivir aquí de por vida.
Xalapa sufre la metamorfosis, al igual que aquel personaje de Kafka, muta, y convalece después de ello. Es otra, solo los que la conocemos de siempre sabemos que todavía le queda cierto misticismo, cuando su neblina cubre el paisaje y nos hace recordarla tal como era a mediados de los 80s.
Todos hemos cambiado, quien diga que no es cierto, ¡miente!
Vivimos en una época de incertidumbre, de ausencia de valores que aún no hemos podido adaptar para bien nuestro. Las noticias diarias son de robos, asesinatos, y mil cosas más que llenan nuestra mente de basura, de información chatarra que de nada nos sirve, únicamente llegan para elevar nuestros miedos y nuestro estrés.
Algunas ideas se adhieren a nosotros mismos, pero somos incapaces de llevarlas a cabo. Tenemos miedo del qué pasará, del qué dirán o simplemente nos obstaculizamos olvidándonos de nuestro porvenir.
Vivimos esperanzados a que llegue un gobernante a darnos todo, a que resuelva nuestros problemas, sin embargo, olvidamos que nadie hará nuestro trabajo, nadie vendrá a realizar nuestros anhelos, más que nosotros mismos.
El paisaje se vuelve irreconocible, las sombras de los transeúntes dan pavor, algunos con cubre bocas cuidando de su salud, otros con escepticismo, pero todos son los mismos, únicamente con diferente careta.
La ciudad que habito despide desasosiego, solo el tiempo podrá decir al final, quienes fueron los ganadores.
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes A.C*
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