PIENSO, LUEGO ESCRIBO
Nuestras fortalezas
Por Akiles Boy *
El virus se resiste a retirarse o morir. Algunas regiones del mundo continúan asoladas por la pandemia. En estos días, el Continente Americano concentraba buena proporción de los contagios y defunciones. Brasil en alerta máxima. México en camino a la puerta de salida, guiado por un semáforo que va cambiando de color, según el nivel de riesgo de contagio e indicando las actividades que se reanudarán en forma gradual. Reiteran que será una pandemia de larga duración, no hay forma de precisar cuándo terminará, aunque los voceros de la resistencia opositora y obsesiva, con una afán evidente de desacreditar la estrategia oficial, hablan de acciones fallidas y torpezas en el manejo de la enfermedad. El objetivo es confundir, sobre todo a los sectores sociales menos o mal informados, y lo peor, polarizar a los mexicanos. ¡No nos ayudes compadre!.
Una dura lección que nos llegó de manera inesperada, del cielo o de otro lado. Parecerá disco rayado, pero se acentuaron nuestros miedos y quedó exhibida nuestra fragilidad. Decimos en la retórica mundana, que la muerte nos acompaña siempre, que nos atenemos a lo que venga, que la respetamos, pero no sentimos temor, porque es el fatal destino de todos, lo único seguro, es la muerte. Sin embargo, nadie se quiere morir. Menos en este tiempo y en esta circunstancia de reclusión, bajo una alta tensión, en la incertidumbre y en medio de rutinas de vida obligadas por la extenuante temporada de pandemia.
Pasó un primer semestre: inédito, histórico, especial, complejo, intenso, agobiante, obscuro, problemático, de claroscuros, de descanso para la humanidad y el hábitat natural. Cada uno pondrá los calificativos que su experiencia y percepción le dicten. La ciencia tuvo que apresurar el paso para atender la emergencia sanitaria y buscar soluciones para combatir la enfermedad: la vacuna es una expectativa todavía incumplida. Los gobiernos y sus sistemas de salud tuvieron que apoyarse y reforzar su capacidad de respuesta y atención, aun así, hubo casos en que fueron rebasados en la etapa crítica.
Es un hecho que en muchos países del mundo, inició el regreso gradual a la normalidad. El ritmo y reglas de la transición, los están marcando la autoridad sanitaria, igual que alertando sobre los riesgos de nuevos brotes, como ya ocurrió en China y otras naciones de Europa. No hay un pronóstico preciso sobre el curso y fin de la pandemia. La OMS, Organización Mundial de la Salud, hace el seguimiento puntual de su comportamiento y emite las recomendaciones generales o particulares. Cada Estado, cada Gobierno, toma decisiones, de acuerdo con su circunstancia y en comunicación con los ciudadanos, que a los cien días de confinamiento, ya deberíamos estar convencidos de la importancia de estar bien informados, de actuar con responsabilidad y promover la unidad y solidaridad con los más vulnerables y afectados durante la contingencia. Solo de esta forma, tendremos la posibilidad de salir con vida y aminorar el impacto negativo. No se trata de competir y premiar la estrategia más exitosa del mundo, cada País vive situaciones diferentes, lo fundamental evitar las pérdidas humanas y reducir los daños y efectos nocivos. Los estragos ya se observan y seguirán aumentado. La recuperación será lenta, pero sostenida, si vemos el horizonte con optimismo, con fe y confiamos en nuestras fortalezas individuales y colectivas. Hasta la próxima.
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.
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