Espacio 13
*Fuimos los primeros alumnos en el nuevo edificio inaugurado por Gustavo Díaz Ordaz en 1967
*Este día se cumplen 62 años de la fundación del plantel en donde iniciamos equipo de futbol…
*Recuerdos, trampas deportivas, bohemia, deporte y la responsabilidad en la ética del periodista
“El periodista que no ejerce su derecho de critica se rebaja socialmente, su indiferencia y lenidad le afectan como hombre”
La calurosa tarde de lunes en el puerto de Veracruz, invitaba a visitar los Portales o el afamado “Río de la Plata”, bar que frecuentaban los políticos jarochos y de la entidad, y apenas iniciaba la semana cultural de la Facultad de Periodismo, ese año de 1969 y nos aventaron a participar en la carrera atlética de 12 kilómetros… no manchen, si llevaba en mis rodillas las costras tiernas del juego de futbol del día anterior. Y nos registramos ante las palabras de aliento y sentencia… “si nosotros estamos en la semana cultural y no tenemos representante”, de lo que hablaremos al término de este espacio.
Viene a cuento, a reseña ahora que nuestra gloriosa Facultad de Periodismo está cumpliendo 62 años de su fundación, precisamente un 22 de febrero de 1954, siendo parte de ella cuando estrenamos el edificio en las calles de Arista y Zaragoza, inaugurado por el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, en el sexenio veracruzano de Fernando López Arias… apenas llegados a la ciudad de Veracruz con el ánimo de concluir los estudios universitarios. Lo logramos.
Los compañeros de esta generación mundialista de 1970, deben recordar nuestro orgulloso paso por la Facultad de Periodismo. Las palabras de advertencia de la tía María Elena cuando llegué a este plantel – ella vivió en la ciudad de Veracruz, en Lafragua 178 departamento 5 cuando todavía no existía la Central Camionera – aun las escucho… “Foncho no vayas a llevar reloj, ni cosas de valor porque los reciben como perros y les hacen mucho daño”. Sabía de los canes de Arquitectura en Xalapa, de los pelones en Medicina y sinceramente llegué al edificio nuevo de Arista y Zaragoza con temor y pues a lo que se presentara. Nada. Todo fue cordialidad, atenciones y festejo sano con una cena y los parabienes de concluir la carrera de periodismo.
No fue nada fácil. La melancolía de dejar el pueblo, la novia, la familia, los amigos, el futbol, la sonora en la cual tocábamos, la comida, en fin… pero el trato siempre amable de los maestros y de los compañeros hicieron menos pesado los días, las primeras semanas en esta Facultad a la cuál desde la secundaria en Teocelo, ansiaba llegar… y concluir.
Así conocí a los compañeros de salón, al cónsul honorario de Honduras, Antonio Pineda Green, a los maestros que trabajaban en lugares aledaños a Veracruz, Melesio Carrillo, Mario Vázquez Sandoval, Moctezuma, al en ese entonces secretario del alcalde jarocho, Albino Moctezuma Viveros… y a huevito, a Rodolfo Poblete Dolores, Javier Romero Mendoza y Gonzalo López Barradas. Cecilio García, estaba en otro grupo. Fue así como con estos compañeros formamos el equipo de futbol, no existía, Manuel Rosete fue parte de la media cancha. Chinineros fue a jugar en el campo de la Boticaria contra Periodismo, pagaron la visita a Teocelo, en la feria de agosto… formamos parte de la mesa directiva, con Javier primero y después con Gonzalo López Barradas como presidente de la agrupación.
Las enseñanzas y la paciencia del director, el maestro Alfonso Valencia Ríos, nos hizo estudiantes de bien, de respeto entre nosotros mismos, no vimos jamás el distanciamiento de alumnos jodidos con los de la élite. En lo personal, continuamente me mudaba de pensión, inicié a dos cuadras de Playa de Hornos, calle Primero de Mayo, pasé por muchas zonas porteñas hasta que gracias a Dios con el apoyo del futbolista peruano Jesús Peláez Miranda, fui a vivir con los Tiburones Rojos del Veracruz, ahí exactamente en el edificio “Miramar” frente al Club de Yates… diferente todo y los alimentos seguros a cambio de entrenar.
Gloriosa Facultad de Periodismo y su director Alfonso Valencia Ríos, quien me concedió permiso para asistir como enviado especial de Diario de Xalapa, al Mundial de Futbol México 70. Los compañeros de salón, me apoyaron con los trabajos de mes y medio. Como olvidarte orgulloso plantel, sede de nostalgias y de esmero, como no recordar las noches de bohemia con Albino Moctezuma y la flota en las guitarras… el Veracruz del Negro Peregrino, en el parque Zamora, del vendedor de volovanes y tamales, de algunas tardes en Los Portales, bar Chicote, cuando nos alcanzaba para la bola de cerveza… el Veracruz del tranvía que circulaba por Xicotencalt, atrás del edificio “Miramar”, el paso obligado diario por el Barrio de la Huaca y los entrenamientos el el “Pirata” con los jugadores de la primera división profesional.
No olvido las enseñanza sabatinas en los talleres de la Facultad, del maestro Jesús Barrendey, me gustaba aprender de más y dedicaba horas extras a “cabecear” con letras de madera, a contar los “golpes” de volada, a diseñar la primera plana, su formato, las galeras de los linotipos… interesante aprendizaje, interesante, como las mañanas en la biblioteca a cargo de doña Chofi Esponda, apuntes ante la falta de libros indispensables como Derecho Constitucional…maestros como el arquitecto Segarra, Francisco Gutiérrez, Antonio Salazar Páez, Avelino Muñiz… para jamás olvidarlos.
Cuanto te debo, en verdad, Facultad de Periodismo, me formaste para cumplir con la ética, me hiciste hombre para bien de la sociedad, me enseñaste que como lo dijo en uno de sus mensajes el director de esta escuela… “creemos apasionadamente en la juventud, tenemos fe inconmovible en los jóvenes de Veracruz y de México, y en los de todo el mundo. Nada hay que nos haga dudar de ellos. Como maestros que vivimos junto al crisol donde se fragua el futuro de la humanidad, sólo advertimos signos positivos en ella. El mañana no es una elemental hipótesis de mejoramiento sino una certidumbre…
A los 62 años… bendita escuela, gloriosa Facultad de Periodismo, cuanto debo agradecerte. Y aquí a nuestra labor de 52 años en este mágico y alucinante camino, debo gritarlo, expresarlo, afirmarlo con orgullo y pasión:
Gracias maestros… gracias mi escuela universitaria.