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El origen de una palabra.

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            Desde hace algún tiempo me viene acometiendo una gran duda y hasta que me puse a investigar, ¿qué nombre gramatical recibe en general aquella palabra que denota variantes en forma afectiva o cariñosa, de los nombres propios? Como por ejemplo, Chago para Santiago, Charo para Rosario, Pepe para José, Pancho, Paco o Quico para Francisco, y así sucesivamente. Y esto, porque tengo muchos amigos a quienes me dirijo de esas maneras eufemísticas o cariñosas cuando los llamo. ¿Apoco usted no los tiene?

            Pues bien, buscando en un diccionario etimológico encontré lo siguiente. Por cierto, la palabra “Etimología” viene del griego Etymos, verdadero; Logos, palabra, expresión, tratado; e Ía, sufijo usado para crear sustantivos que expresan una relación a algo. Es decir, relacionado con la verdad de la palabra. Así, Etimologia es una parte de la lingüística que estudia el origen de las palabras, de su significado y de su forma. Volviendo al motivo de la investigación que despertó mi duda, encontré la palabra “Hipocorística” o “Hipocorístico”, que viene del griego Hypokoristikos, relativo a la caricia. Compuesta con el prefijo indoeuropeo Hipo, debajo de, que dio Sub en latín; el verbo griego Koridzomai, acariciar; y el sufijo Ikos, relativo a. Entonces, la palabra Hypokoristikós significaba Acariciador, pero en gramática se utilizó para caracterizar a los nombres que representan a otro nombre, en forma afectiva, cariñosa, abreviada, familiar o infantil y, a veces eufemística. Generalmente los hipocorísticos son por antonomasia otros nombres que se forman a partir de un nombre propio, y no tienen reglas, son palabras de variada forma donde se refleja mucha imaginación y creatividad popular. Varían de familia a familia y de región a región. Así, sin ánimo de ser exhaustivo, algunos hipocorísticos de nombres que he oído son: Fayo, para Rafael; Toño, para Antonio; Cuco, para Refugio; Quique, para Enrique; Mon, Moncho o Monchis, para Ramón; Queta, para Enriqueta; Pipis, para Petra; y los que usted conozca.

            Los eufemismos son otra cosa, son términos que se usan en lugar de otro que resulta duro o malsonante. Procede de los elementos griegos: Eu, bien, bueno; y Phemi, hablar. Hablar bien. Algunos ejemplos son descansar en lugar de morir, pechos o senos en lugar de chichis o tetas, parapléjico, discapacitado o persona con capacidades diferentes en lugar de paralitico o lisiado, como yo. La Etimología como ciencia, desafortunadamente se ha ido olvidando en los planes de estudio de las preparatorias, es una pena y sinceramente, no sé por qué. Yo, tuve el privilegio de cursarla al igual que otras embarraditas de ciencias como Lógica, Filosofía, Sociología, Psicología, Historia del Arte, y otras más que contribuyeron con demasía, más adelante, en mi formación profesional y en mí afición por la cultura y las artes. No es presunción, es un placer haber abrevado algunas minucias de conocimientos tan profundos de estas ciencias, que me permiten encontrar respuestas a algunos tópicos de interés, cuando se me presenta la necesidad de hacerlo. Espero que haya disfrutado de esta interesante lectura. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).