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Las dudas con Lozoya

Por Hector Saldierna Martinez

Abriendo Brecha

Las dudas con Lozoya

Por: Héctor Saldierna

Los últimos días México ha vivido temblores de diversa intensidad y no necesariamente los movimientos físicos de las placas, que son tan comunes en diversas regiones del país. No, me refiero al temblor ocasionado por la llegada de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex en el sexenio de Peña Nieto y cuyo arribo está todavía inmerso en el manto oscuro de la duda.

Luego de un viaje de 14 horas procedente de España y con una escala en Canadá, el personaje en cuestión llegó enfermo, sin que se haya reportado ninguna dolencia cuando partió de la península.

En todo caso, quedarían muy mal paradas las autoridades españolas de haber permitido la salida internacional a una persona que tenía evidentes síntomas de desnutrición y con problemas en el esófago.

Podría significar también que durante la estancia en España no le dieron de comer y, entonces, se le manifestó la problemática de la inanición cuando llegó a territorio mexicano. ¡Qué lástima!. ¡Qué mal trataron a Lozoya!.

Y su llegada al país estuvo llena de una serie de capítulos que abren un abanico de interrogantes y cuyas preguntas no tienen ninguna respuesta. Cuando salió la comitiva de más de diez camionetas, éstas se dirigieron hacia el Reclusorio, pero Emilio Lozoya no iba ahí.

Su lugar había sido ocupado por otra persona. Éste llevaba cubreboca y gorra, por lo que no se pudo identificar correctamente. Además de un frondoso bigote.

Se supo después que Lozoya había sido llevado a un hospital privado y desde entonces permanece ahí. Todo indica que sin denunciar todavía, porque tendría que cumplir con ciertos protocolos para su declaración formal.

La realidad es que todo esto no huele bien y es evidente que la opinión pública se encuentra en un shock y con fuerte dosis de falta de credibilidad.

Por lo pronto, el periódico Reforma ya deslizó cierta información por escrito que ya había realizado el ahora Colaborador en su estancia en España. Ya surgieron los primeros nombres, algunos detalles como la Panadería El  Globo en donde se entregaron cantidades millonarias y en todo ello se observan aspectos torales de la elevada corrupción que fue el ingrediente distintivo del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Un hecho que parece irrefutable es que la Reforma Energética fue consecuencia de una operación fraudulenta de compra venta y que el Pacto Por México resultó una serie de sobornos que alcanzaron a legisladores y políticos de diversos partidos.

En estas líneas de Abriendo Brecha, desde hace años hemos reprobado contundentemente la Reforma energética por considerar que no era algo positivo para el país y se contraponía a los dictados a la Constitución emanada del Constituyente de 1917, cuyo espíritu era mantener los recursos naturales como esencia de la soberanía de la nación.

Pero esa abyecta clase política que llegó nuevamente al poder en 2012 no le importó en lo mínimo. La intención era totalmente depredadora y no existió el mínimo pudor para socavar los fundamentos básicos de preservación del patrimonio nacional.

Ahora, con las denuncias que ya empezó a filtrar el exdirector de Pemex, se está conociendo a todas luces lo que antes ya se sabía de oídas y lo que se sabía a través del libro de Raúl Olmos sobre Odebrecht, el Gigante de Lodo. Ya empiezan a perfilarse los primeros nombres y seguramente todavía surgirán otros. También, se conocerán las grandes cantidades de dinero que llegaron a los bolsillos de los políticos.

México está urgido de una purificación y es impostergable que se castiguen a esas conductas ilícitas. No hacerlo, lo único que traerá como resultado será el desencanto del pueblo que está urgido que haya cárcel y se recuperen los millones de dólares que fueron robados al erario público a través de diversas acciones fraudulentas.

Entre tanto, el Coronavirus sigue sembrando dolor y muerte por toda la república mexicana y en el mundo. México ya tiene más de 42 mil fallecimientos y lamentablemente se observa poca conciencia en mucha gente que sale a la calle sin ningún tipo de cuidado.

En la medida que no haya respeto del confinamiento, distancia social  y evitar conglomerado de personas, entonces los contagios continuarán. No se entiende que estamos en una guerra, donde el virus es como una bala invisible y no sabemos en donde podemos adquirirlo.

Pero, sin duda, son las autoridades las que deben dar el ejemplo. Forzosamente tienen que usar cubrebocas y caretas para enviar un sólido mensaje a la población. No hacerlo es sencillamente irresponsabilidad.

 

Y hasta la próxima.

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