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Las putas están tristes y sin trabajo

Por Luis Martínez Wolf

Barloventeando

Las putas están tristes y sin trabajo

García Márquez escribiría otra versión

 

El COVID 19 está cambiando todo, si Gabriel García Márquez intentara reescribir su novela “Memoria de mis putas tristes” entraría en conflicto respecto  a las vivencias del viejo personaje de 90 años, en los tiempos en que se desarrolla la novela, una comadrona podía llevar al cliente una mujercita para descanso del viejo, pero ahora, los que buscan placer en las casas de putas, no se atreven a la relación, temen la infestación vía vaginal del SARS-CoV-2 y las pobres damas que tanto bien hacen a la humanidad, están además de tristes, afligidas por falta de trabajo, pasarán hambre.

Entre los Marinos Mercantes, se da una relación cuando están reunidos en las casas de citas, en las cantinas o en reuniones de amigos en la casa de alguno de ellos, el tema que se acostumbra tratar en todas las reuniones es relacionado con los acaecimientos vividos a bordo de sus barcos, los ingenieros, desarman sus equipos en la conversación, dan pormenores de los prodigios técnicos realizados, para mantener operativa la maquinaria de los Barcos,  pero cuando en la reunión están oficiales de navegación, los Capitanes, dan pormenores de la forma en que enfrentaron un tremendo temporal, solo su habilidad y colmillo marinero, logra el prodigio de salvar el barco, al enfrentarse a la fuerza de un huracán que fortuitamente tuvieron que enfrentar.

Parece absurdo que los marinos tengan como tema principal en sus reuniones, hablar de barcos, pero así debe ser y es, por causa de su alejamiento de las vivencias que experimentan “Los de tierra” personas ajenas a la mar, la charla marinera puede durar varias horas, dura hasta en tanto, cuando la reunión se da en un bar, alguno de los participantes, expresa en forma enérgica y a viva voz, “ya basta de hablar del trabajo”, hablemos mejor de putas, la reunión cambia de tono y se hace alegre, la materia es pródiga y se desborda en aventuras de burdeles, pleitos en la cantina y añoranza de amores fallidos.

Ayer, una magnífica comentarista de radio, tocó, abordó el tema del sufrimiento de las putas, expuso que por causa del COVID19, las casa de citas y burdeles están vacíos, poca asistencia, pues se atiende aquello de “Quédate en casa”, pero aun si necesitaran salir, se tiene pánico del acercamiento sexual, aquello de mantener la sana distancia pone a las damas del tacón dorado en posición de ser abandonadas, sin trabajo se mantienen encerradas y llevan una vida casi virtuosa, rezando a todos los santos, para que se termine la amenaza derivada del SARS-CoV-2, y puedan retornar al trabajo fecundo y creador, sobre todo, dar alegría  los viejos, tristes por el abandono de las putas tristes.

Es asombroso los estragos que un virus está causando a los humanos, nadie se salva de los estragos que provoca al caer en las garras de la minúscula partícula que se multiplica por millones y destruye nuestro organismo, roguemos por que las damas alegres puedan retomar su actividad, nos guste o no están probando que son necesarias y su ausencia causa tristeza. “AGUAS”

Julio 10 del 2020     [email protected]     Luis Martínez Wolf 

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