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¡A preservar la casa que todos habitamos!

Por Jorge E. Lara de la Fraga

ESPACIO CIUDADANO

 

Por Jorge E. Lara de la Fraga

Muy joven leí algo expresado por Rabindranath Tagore, ese gran escritor, poeta y novelista hindú nativo de Calcuta, que fue el primer autor, no europeo, en recibir el premio Nobel de Literatura(1913), por su creatividad relevante y por sus obras varias, entre las que se destacan: La luna nueva, Gitanjali y El hogar y el mundo. En el escrito a que me refiero, ese gran humanista oriental indicaba allá por las décadas 30 y 40 del siglo XX, que en el futuro nuestro planeta sería dirigido o encauzado por los seres aparentemente más débiles, o sea las mujeres. Que así como los grandes saurios cedieron su lugar de predominio al hombre, éste tendría que renunciar a su estatus hegemónico y otorgarle el sitial o el trono de mando a “la reproductora de la especie”. Tal aseveración me impactó y me sembró inquietudes, con el agregado de que dicho intelectual bengalí también aseveró: “Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros, pero ya no producirá flores ni frutos…”

El preámbulo obedece a que en esta ocasión aludiré a una pensadora hindú feminista que con sustento en la realidad objetiva se opone a la crisis civilizatoria que padece nuestro planeta, la que provoca el perjuicio a personas, animales y minerales. Ella es Vandana Shiva, activista ecológica que sostiene con valentía la tesis de que el “ecofeminismo” es la clave para clausurar una abominable etapa de destrucción ambiental y reencauzar a la humanidad por senderos de sustentabilidad, a fin de preservar “la casa que todos habitamos”. Se opone al predominante modelo antropocéntrico que existe y que ha generado la devastación y el desequilibrio de la naturaleza, así como la discriminación ostensible hacia la mujer. Señala enérgicamente que el patriarcado en lugar de pugnar por la armonía, la colaboración y la fraternidad ha auspiciado la violencia, la dominación y la guerra. Esa defensora de los derechos de los pueblos y adversaria del neoliberalismo, también indica que en el pretérito se le reconocía al género femenino confiriéndole un rol o papel de importancia; se respetaban las sacerdotisas, se veneraban a las diosas, eran motivo de culto las representantes míticas de la madre naturaleza, así como eran ponderadas con respeto las deidades babilónicas, egipcias e hindúes. Con la irrupción de la “errónea superioridad varonil”, con el patriarcado, devino en el transcurso de la historia la exclavitud, el feudalismo, el capitalismo y el antiecologismo.

Vandana Shiva, doctora en Ciencias Físicas, es reconocida a nivel internacional por sus aportaciones ambientalistas, recibió en 1993 el Premio Nobel Alternativo de la Paz y publicó, entre otros, el texto Icaria, donde puntualiza conceptos sobre su posición ecofeminista. Sus aseveraciones contra la brutalidad devastadora de la naturaleza son severas y contundentes; para ella la crisis medioambiental y la crisis socioeconómica son de raíz sexogenérica, la culpabilidad del deterioro planetario es el sistema patriarcal capitalista, pues éste desvaloriza, exclaviza y explota a las personas, especialmente a las mujeres. Como efectos de esa prolongada dominación y explotación masculina (acumulativa y depredadora) se genera la violencia progresiva contra las mujeres, los niños, los débiles y contra la misma madre generadora (la naturaleza). Dicha pensadora y activista subraya que las mujeres han sido las parteras de la agricultura, “seleccionando al correr de los tiempos las semillas, las diversas variedades de los cereales y de las hortalizas”.

Esa doctora combativa, defensora de los pueblos y de los humildes, de la misma nacionalidad que Tagore, concluye que para enderezar todo este desastre universal-ecológico se requiere de la lucha decidida y vigorosa de las valientes y estoicas féminas, “que obtienen su fuerza y decisión de la tierra que pisan, de la naturaleza que aflora por sus poros y de su acendrado espíritu justiciero”. Adiciona que el varón también puede intervenir en la reconstrucción ambiental, si renuncia con humildad e inteligencia a ese sistema absurdo, explotador y destructivo, que arrasa con minerales, vegetales y animales. Vandana reitera: “de las mujeres vendrá la salvación; fuimos lectoras de semillas, lectoras del presente y predictoras de la biocivilización…” El ecofeminismo –expresa con vehemencia- es el camino de la biocivilización planetaria.

Independientemente que estemos a favor o en contra de la postura de esta pensadora, su decisión de luchar todos a favor de un restablecimiento paulatino de nuestro planeta en el renglón ecológico es loable y merecedor de reconocimientos, que deben reflejarse en acciones y políticas drásticas que frenen la brutalidad neoliberal-capitalista. De no hacerlo, la misma humanidad cavará su tumba al “dinamitar” la existencia en nuestra aldea cósmica, en nuestro planeta verde. A propósito en este 2020, como especie homo-sapiens, estamos padeciendo una pandemia que ha contagiado a más de 9 millones de personas y privado de la vida a casi medio millón de humanos, a consecuencia de los desequilibrios en los ecosistemas provocados por ese ser que se denomina el soberano del orbe. En consonancia con lo expresado, un analista apunta: “La vuelta a la normalidad exige, junto con el combate al COVID-19, acabar con el modelo económico depredador que lo causó”

 

 

 

Atentamente

 

Profr. Jorge E. Lara de la Fraga.

 

 

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