CAFÉ DE MAÑANA
El titular del Poder Ejecutivo Federal es -en este caso- la jefa de la administración pública en el gobierno de la República, tiene atribuciones y facultades para nombrar y remover libremente a los miembros de su gabinete como Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas, y además propone, promulga, ejecuta y cumple las leyes que expide el Congreso de la Unión, entre otras.
Ahora bien, la Presidenta tiene facultades que son llamadas “meta constitucionales” y que resultan ser todas aquellas provenientes de la titularidad del Poder Ejecutivo y que también le lleva a convertirse en la líder del Partido -su partido-, o sea, Morena.
Así pues, Claudia Sheinbaum, así lo deberían reconocer sus colaboradores, tiene el control
del partido y la clase política en su órbita, que le permite tomar decisiones importantes en favor del País desde el mandato que ejerce en el Ejecutivo y el partido, sin que esto deba ser confundido con monopolizar el gobierno y a Morena.
Y es que el único límite histórico para la figura presidencial ha sido la NO REELECCIÓN, y ahora evitar el NEPOTISMO de la autoridad máxima.
De tal manera que lo sucedido, indigna a la población y no solo a la clase política o los grupos que se percibe existen en el universo nacional, en defensa de Claudia Sheinbaum. Y es que, “la investidura presidencial” tiene un amplio número de competencias, facultades, atribuciones, obligaciones y supuestos de responsabilidad a ejercerse en materias y espacios específicos, y lo primero es que sus equipos en todos los niveles y la población la respetemos, dentro y fuera de los Estados Unidos Mexicanos.
Debemos tener presente y recordar que la investidura presidencial no es más que el conjunto de los contenidos normativos que son propios del cargo de presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, tal y como lo dispongan la Constitución y las leyes en su momento vigentes, y los desairantes del día domingo frente al Palacio Nacional necesitan con urgencia reconocer sin aceptar su error del cálculo político – creo ya lo han hecho todos – pero será mucho mejor que no se vuelva a repetir ni de broma.
El acto de investidura de la Presidenta Claudia Sheinbaum están vigentes desde su toma de protesta constitucional ante el Congreso de la Unión -más allá del acto simbólico de la imposición de la banda- y tiene significado jurídico, político y moral.
DE SOBREMESA
El desaire de algunos servidores públicos a la Presidenta Claudia Sheinbaum -de resultar premeditado o descuido- es un hecho que afecta al pueblo de México, pues la Doctora representa a todos, a la sociedad en su conjunto.
Y resulta lamentable estar hablando de este incidente, en medio de un acto y momento que se supone sería para mostrar la defensa del músculo social en favor de la soberanía nacional ante los embates arancelarios que promueve Mr. Trump.
UN CAFÉ CON PILONCILLO
El hecho de minimizar el llamado “desaire dominical en el zócalo de la CDMX”, al decir que estaban distraídos, me parece que es un claro mensaje de educacion con armonía politica, y se quedará solo en un error logístico operativo por no haberles avisado del arribo de la Dra. Sheinbaum al evento, pero es evidente que resulta poco consciente no estar atentos en lo que debían estar.
“Y colorín, colorado esta historia se ha acabado”.
UN CAFE LECHERO LIGTH
El respeto institucional, moral, social y político a las y los gobernantes, igualmente deben de entenderlo – en sus estructuras de mando – no hacer expresiones fuera de lugar o a través de las redes sociales, así como en algunas otras vias de información y comunicación.
¡ES CUANTO!