Las haciendas son una huella digital de un tiempo pasado y su diseño y características especiales las hace insustituibles.
Alma Quiroz
Las haciendas veracruzanas son inmuebles históricos por lo que se debería exaltar su historia, son una especie de huella digital de un tiempo pasado y su diseño y características especiales las hace insustituibles, explica el arquitecto restaurador José Antonio Ochoa Acosta.
Estos inmuebles únicos son dignos de ser preservados porque son parte del patrimonio cultural, sin embargo, es necesario recobrar su vínculo con el colectivo. “El verdadero valor de una hacienda es intangible, no se puede tocar, sino que a la hora de recorrerlas se puede visualizar cómo se vivía en ellas. Este patrimonio no se observa, pero se vuelve objetivo cuando dota de tanta información a quienes las visitan para que puedan apreciar una forma de vida, costumbres y tradiciones que se tenían”.
El catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana señala que a partir del siglo XVI y hasta finales del XIX que en el país, las haciendas funcionaron como unidades de producción, que dotaban de bienes y servicios a las ciudades.
Agrega que todas tenían una vocación de producción como las azucareras, ganaderas, cafetaleras o distintos cultivos como es el maíz, que les daba una identidad.
La Comisión Geográfica Exploradora terminó un inventario de haciendas en el país en el año 1904 y de acuerdo a sus cifras había 354 en Veracruz / David Bello / Diario de Xalapa
Indicó que en cuanto a los nombres de las haciendas en una primera etapa estaban relacionados a nombres de santos católicos que escogía cada propietario. O También eran conocidas por el nombre de sus dueños.
La Comisión Geográfica Exploradora terminó un inventario de haciendas en el país en el año 1904 y de acuerdo a sus cifras había 354 productivas en Veracruz.
Al comentar sobre el asentamiento, desarrollo y situación actual del sistema de haciendas en Veracruz remarca que siempre estuvieron asentadas en lugares cercanos al agua y en el caso de no ser así tenían obras de ingeniería para dotarse de agua.
¿Cuáles son algunas de las haciendas más conocidas en Veracruz?
En el caso de Xalapa se asentaron cerca de los cauces del río Actopan al norte de la ciudad y la parte sur al río Huitzilapan. Hubo varias en Coatepec, Córdoba y Orizaba, principalmente. También en la zona de Los Tuxtlas. De las más conocidas son El Esquilón, ubicada en Jilotepec, solo quedan vestigios; “Nuestra Señora de la Concepción”, en La Concha, de la que queda la iglesia y alguna casa menor; “Nuestra Señora del Rosario” o Tenampa, en la Concepción, de la que también queda muy poco; “San Lorenzo”, en Naolinco, que cuenta con una iglesia sencilla pero que cumple con los estándares constructivos de una hacienda; Lucas Martín, que tuvo su mayor auge en el siglo XIX, de la que todavía quedan algunos edificios.
Otras más “San Juan Paso del Toro”, de la que queda la casa principal y unos alerones; “San Antonio paso del Toro”, de la que quedan algunas ruinas y “San Miguel de Almolonga”, en Naolinco que fue azucarera también produjo aguardiente en tiempos en que había ley seca; “San Sebastián Maxlatlán”, en Emiliano Zapata, de la que quedan ruinas y así se son varias más que se podrían enumerar y que se perdieron por no preservarlas como patrimonio cultural, dijo.
ABANDONO DE INMUEBLES
José Antonio Ochoa remarca que en los que se refiere a las haciendas veracruzanas existe un alto grado de abandono, la mayoría están en el olvido en lo que se refiere a su mantenimiento, al permanecer en ruinas y bastante deterioradas.
Lo más importante es que se exalte la historia de estos inmuebles históricos / David Bello / Diario de Xalapa
Remarcó que son parte del patrimonio cultural y, sin embargo, el abandono que tienen estos inmuebles es mayor porque han perdido el vínculo con la sociedad actual, “esto cuando son un vestigio que muestra cómo se vivían antes, quedando como un testigo de una época y de cómo era la producción agrícola en esos años”.
Subraya que si bien hay muchas voces que les gustaría que se restauraran a como estaban antes, realmente lo que se necesita es recuperar el lazo con la sociedad. “Deben verse como un ligamiento entre pasado y presente, son parte de la cosmovisión y dotan de conocimiento a la ciudad o grupo social al que pertenecen”.
Lo más importante es que se exalte la historia de estos inmuebles históricos. “Debemos saber lo que ocurrió en ellas, quién vivió ahí, pero eso es una manera de ver los edificios, pero cuando se habla de cultura e identidad lo importante es saber qué vinculaciones tuvieron con la sociedad”.
Precisa que hay haciendas que tienen un patrimonio de bienes como retablos, mobiliarios portones, campanas y herrería que complementan el bagaje cultural y es vital que la población lo conozca y recuerde cómo se iniciaron los procesos de producción en las zonas en que están instaladas.
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Indica que las haciendas veracruzanas tienen distintos espacios arquitectónicos y para tomarse como tales tienen que tener dos elementos claves: la parte productiva y la habitacional.
“No solo era una unidad industrial, sino que los dueños crearon un centro para ser autosuficiente para trabajar y vivir dotados de salud y educación como parte del conjunto hacendario. Tenían un conjunto de casuchas, cuartos muy pequeños donde vivían hacinados los esclavos o peones, según el tiempo o periodo histórico. Todas contaban con una capilla e infraestructura de agua para las zonas productivas”.