CUENTOS, MITOS Y TRADICIONES
Pasamos el fin de semana por Acayucan, la tierra del destacados comunicadores que vinieron a Xalapa y triunfaron, como Arturo Reyes Isidoro, Tavo Cadena, Fidel Pérez y nuestro padrino Pepe Valencia, entre otros. Nos encontramos con los arrieros y los morenos, que son unos danzantes enmascarados con mangas de hule y látigo en mano que corretean a los chamacos fingiendo que los azotarán, aunque a uno que otro sí se lo suenan según vimos. Todo esto es con motivo de la feria de San Martín Obispo, patrono de Acayucan, que se celebra el 11 de noviembre. La reportera Yaretzi López lo disfrutó igual que en años anteriores. Sábado y domingo Acayucan era una fiesta en la que participaban miles de familias de la región y otras ciudades más lejanas. Nos platican adultos mayores que hace muchos años se incendió el templo parroquial y la mayor parte del inmueble se redujo a cenizas pero la estatua de San Martín Obispo quedó de pie. Eso nos dijeron. El templo católico fue reconstruido y es uno de los más bellos de aquellos rumbos. Lo curioso es que apenas concluye esta festividad y, al día siguiente, inicia la de San Diego de Alcalá, de los tehuanos, que también es un festejo muy alegre y colorido. Acayucan seguía engalanada y enfiestada. La Yaretzi hasta bailó huapango en el parque central Benito Juárez, entre el quiosco y el palacio municipal.
Aprovechando el viaje, visitamos la tumba del general Miguel Alemán González, padre de quien fuera presidente de México, Miguel Alemán Valdés, y abuelo del exgobernador Miguel Alemán Velazco. También fuimos a Oluta, municipio conurbado donde presumiblemente nació la Malinche. ¿Verdad, tío Melitón Morales?
Al saber que éramos reporteros de Xalapa se nos acercó una señora de edad avanzada y nos dijo que de joven trabajó en el “Diario del Sur” y que allí conoció al poeta acayuqueño Orlando Guillén y preguntó si sabíamos dónde vivía actualmente.
–Parece que vive en España –le respondió Yaretzi López.
Nos apuramos para regresar a Xalapa antes del anochecer, pues Yaretzi tiembla de miedo solo de pensar que se nos vaya aparecer un chaneque al pasar por Santiago Tuxtla, donde hay un rancho llamado “Los Chaneques”, a la orilla de la carretera. En otras ocasiones nos han ocurrido cosas raras al transitar por ese lugar y al parecer nos hemos sugestionado. Por si las dudas, mejor no le buscamos tres pies al gato.