Prosa aprisa
No he leído ninguna obra de la escritora surcoreana Han Kang (busqué algo de ella en alguna librería de Xalapa, pero no lo encontré), a quien el jueves pasado la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura, pero me gustó su primera reacción personal: no hará ni participará en alguna celebración mientras haya guerra. “Me gustaría tomarme un té con mi hijo. Lo celebraré de manera tranquila”, se limitó a decir en su cuenta de X.
En realidad, eso equivale a que nunca lo hará, porque guerra alguna no faltará, pero es de reconocerse su dolor y su preocupación por lo que ella calificó de “eventos trágicos”, o sea, las guerras. Ella tiene apenas 53 años
Su padre, Han Seung-won, de 85 años, también escritor, salió a explicar que Han Kang había decidido, inicialmente, salir a dar una declaración ante los medios, pero que finalmente cambió de opinión. “Me dijo que con las guerras intensificándose y tanta gente muriendo cada día, ¿cómo podíamos hacer una celebración o una rueda de prensa?”.
Comentó que él estaba planeando organizar una fiesta con la gente de su localidad, Janheung, donde reside, pero ella le pidió que no lo hiciera. “Por favor no celebres nada mientras estamos viendo esos eventos trágicos (en alusión a las guerras). La Academia Sueca no me ha dado este premio para que lo disfrutemos, sino para que mantengamos la mente más clara”.
Buscaré leer de ella al menos La vegetariana y La clase de griego, pero mientras tanto seguiré su recomendación: trataré de mantener la mente más clara para, por ejemplo, no cansarme de condenar la matanza de 40 mil civiles, hasta ahora, en Medio Oriente, tras la ofensiva de Israel a los ataques terroristas de Hamas en octubre de 2023 (libaneses y judíos en México acordaron un pronunciamiento conjunto donde urgen a la paz, publicó este domingo el diario Reforma). Me duele el sufrimiento de los niños y de los adultos mayores, miles, que han huido desplazados de lo que alguna vez fue su hogar.
García Márquez también se rebeló, contra Pinochet
La escritora galardonada surcoreana me recordó a Gabriel García Márquez, quien en 1973 condenó el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile y la muerte del presidente Salvador Allende, y en 1975 prometió no volver a escribir hasta que el dictador cayera.
Gabo se dio por vencido. En una gran exclusiva del semanario xalapeño Punto y Aparte, que dirigía ese gran periodista que fue Froylán Flores Cancela, en una visita a Xalapa, García Márquez declaró a la reportera Azucena Valderrábano (luego emigraría a la CDMX y sería una de las fundadoras de La Jornada); “Como Pinochet no cae, volveré a publicar”. La entrevista, realizada en la oficina de Froy, se publicó en la edición del 12 de junio de 1980.
Años después, el también Premio Nóbel declararía en 1997 a The Washington Post que Pinochet había ganado. Admitió que el tiempo y la tenacidad del dictador lo habían vencido. Nunca creí que iba a durar tanto tiempo, dijo. “Aunque no lo crea, yo soy un realista. El tiempo me convenció que yo estaba equivocado. Había dejado que Pinochet me impidiera de escribir, o sea me había sometido a una autocensura”.
Volvió a publicar, pero con su rebeldía contribuyó a aumentar y endurecer la condena contra uno de los tantos sátrapas que ha conocido la humanidad.
El recuerdo de García Márquez y la actualidad de Han Kang nos sirven y nos deben de servir para mantener nuestra actitud crítica, de inconformidad, contra todo aquello que atente contra los derechos humanos y lastime a la humanidad.
Pepín Ruiz y Polo Deschamps ponen nerviosos a algunos
En la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Alvarado (Riviera Veracruzana) causaron jiribilla fotografías donde se ven juntos, podría pensarse que ya en campaña de cara a la elección municipal del próximo año, Polo Deschamps y Pepín Ruiz.
Las imágenes las subió a las redes sociales Deschamps, excandidato de Movimiento Ciudadano (MC) a la gubernatura del estado, quien llevó a su familia al tradicional “encierro de burros” en Alvarado. “… me llevé a mi compadre Pepín Ruiz, que es padrino de mis hijos y nos echamos unas cheves”.
Todo hubiera quedado hasta ahí si no fuera porque Polo es aspirante y casi seguro candidato de MC a la alcaldía de Alvarado, municipio en el que tiene su residencia, y Pepín es nuevo diputado local, ahora de Morena, por el distrito XV de Veracruz.
Por lo que se ve en las imágenes, tomadas el sábado, los dos alegres compadres (Deschamps fue panista y Ruiz priista) recorrieron calles de La Generosa, convivieron con los siempre alegres y bullangueros alvaradeños y posaron para cuantas selfies les solicitaron, pues de eso se trataba, de hacerse notar. Polo incluso bailó con la alcaldesa Lizzette Álvarez Vera, del PVEM, o sea, ya la está poniendo ritmo al asunto.
En la pasada campaña a la gubernatura, en los debates Polo se mostró respetuoso de la entonces candidata Rocío Nahle y algunas veces cuestionó a Pepe Yunes, lo que algunos interpretaron como que la estaba apoyando. Incluso el 13 de mayo, durante un mitin en Tepatlaxco, Rocío expresó públicamente: “… ayer el tercer candidato (o sea Deschamps) evidenció que lo fueron a buscar (los Yunes de El Estero) para que se uniera al descrédito, aquí tengo que reconocer que el señor Deschamps es un caballero y no se prestó a ser parte de la violencia política de género de esos mafiosos”.
O sea, cabe pensar que el también exalcalde de Medellín no será obstaculizado en su nueva aspiración (se supone que amor con amor se paga) y que Nahle preferirá tener un aliado, aunque sea de otro partido.
De Pepín todos saben que es un reconocido influencer, de modo que será de una gran ayuda para su compadre, a menos que la señora le pida que no se meta. Por de pronto, ya hicieron ruido y pusieron nerviosos a otros aspirantes a la alcaldía de Alvarado.
Nahle será una gobernadora fuerte
Si se reconfirma el nombramiento de Juan Javier Gómez Cazarín como nuevo delegado de Bienestar en el estado, entonces Rocío Nahle será una gobernadora con mucho poder político, como pocos antecesores suyos lo han tenido.
Tiene el control de la mayoría de los presidentes municipales, incluidos los de sus aliados y de casi el resto de los partidos, de las diputaciones local y federal, de una senaduría (la de Claudia Tello) y ahora tendrá bajo su batuta la delegación que es una fábrica de votos.
Al ahora senador Manuel Huerta lo nombró en forma directa el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador; Rocío habría reclamado la posición para ella y la obtuvo y ahí pondrá a operar a Juan Javier, a través de quien se hará del control de los padrones de beneficiarios de los programas sociales, muchos de ellos potenciales votos para Morena y sus candidatos.
En sexenios pasados, los gobernadores tenían el control solo sobre los alcaldes y los diputados locales, y desde la cúpula nacional manejaban la diputación federal, las senadurías y las delegaciones federales. Nahle, pues, no tendrá pretexto alguno para fallar, lo que dijo ayer en Perote que no hará, porque, además, será “una empleada del pueblo”.