Lo que hoy se ve en la política…y lo que viene
“Nadie abandona el cargo de Presidente con el mismo prestigio o respeto que lo llevó a ahí”.
Tomas Jefferson.
Escribí en otro momento sobre el tema: los antivalores en el ejercicio de la política y ahora lo retomo, porque, lo que hoy se ve en el comportamiento de sus actores está fuera de toda proporción, particularmente si lo apreciamos desde la perspectiva de la ética política, el derecho, la democracia, las instituciones mexicanas y la sociedad en su conjunto. Y para nuestra desgracia nada ha cambiado, al contrario, las cosas en política nacional, estatal y local, tal parece que están peor. Y para muestra basta revisar algunos referentes que ya hoy se naturalizan:
- Candidatos, que se desgarran las vestiduras por un partido, pero que cuando no obtienen lo que quieren brincan rápidamente a otro para salvar el pellejo; o aquellos y aquellas que se llenaron la boca de insultos contra un Presidente, Gobernador o candidatos y candidatas del partido oficial y aliados, y hoy están comiendo de la mano con los nuevos equipos, tras previa negociación de impunidad, por simple protagonismo y/o por el deseo incontrolable de saciar nuevas ambiciones.
- Autoridades electorales, que como nunca dejaron evidencia de una actuación endeble. Que estará siempre la duda su actuación imparcial pues existen evidencias de presuntamente haberse prestado a orquestar un fraude electivo, que implicó venderse o ser omisos frente al oficialismo antidemocrático. La pura duda les ofende, porque de ser así, los hizo cómplices de un plan perverso para hacer ganar, sin disimulo y “a la mala”, a los candidatos del partido del Presidente, quedando en su consciencia su baja calidad moral en el desempeño de su trabajo y la vergüenza de ocupar un espacio que no merecen.
- Un Presidente saliente, que lo despiden con botellazos e insultos, cosechando lo que sembró a lo largo de 6 años en el cargo (y 24 de líder radical), pero más, por haber promovido la elección de Estado más descarada de la historia de nuestro país, con derroche de poder y dinero, y lo peor, por haber provocado con su actuación -de delincuente electoral-, la ilegitimidad de sus propios candidatos y candidatas “ganadores”, pues los deja exhibidos frente al pueblo de Mexico, quienes habrán de hacer un esfuerzo sobrehumano para ganarse el respeto de sus representados.
- Elecciones controladas por el crimen organizado, que hoy se da el lujo – con el consentimiento del Estado- de quitar y poner autoridades sin el menor recato y sin que nadie lo impida y, con ello, continuar poniendo en riesgo el respeto a los derechos humanos y la vida de los mexicanos y mexicanas.
- Ciudadanos y ciudadanas, que, por necesidad, conveniencia o miedo vendieron su voto, sin medir las consecuencias de lo que va a suceder en Mexico en los siguientes meses y años, dejándose seducir como el “conejo frente a la zanahoria jalada por el hilo” pensando sólo en el ahora y no en ese futuro, que seguro será incierto y al que han destinado desde hoy, a sus hijos y nietos.
- Partidos políticos, de todos los colores y sabores, que no han aprendido la lección de perfeccionarse y de profesionalizarse, en serio; que cuando han sido gobierno olvidan sus principios, fallan en el balance de las cuentas y al respeto que merece el electorado, razón que explica el por qué, cada vez van perdiendo adeptos y desmotivando la confianza ciudadana. Mismas instituciones que hacen caso omiso de cumplir con la misión y objetivos que justificaron su existencia, que no cambian las viejas prácticas , principalmente las que afectan a su democracia interna y externa y que han convertido a sus partidos en agencias de colocaciones o franquicias , con liderazgos porriles – insaciables en la búsqueda de dinero y poder-; y con una militancia – que con sus contadas excepciones-, carece de identidad, base ideológica, convicción, lealtad a la institución y muy poco amor a Mexico.
Lo anterior solo habla de la proximidad de la decadencia del sistema político mexicano y de que se tiene que hacer algo para impedirlo, siendo la propia ciudadanía pensante y organizada políticamente-dentro o fuera de los partidos políticos-, quien habrá de ir generando los cambios desde adentro…debiendo actuar ya y en el menor tiempo, para superar esta etapa de incertidumbre.
El oficialismo ya está trabajando. Recordemos que este ya probó su maquinaria en el pasado proceso. Solo revisemos algo. El pasado 20 de septiembre el Consejo General del INE, ante la proximidad del inicio del proceso electoral 2024-2025, aprobó ya el Programa de Trabajo de la Comisión Temporal para el Seguimiento del Proceso Electoral, que detalla el control y seguimiento de las elecciones del próximo año a celebrarse el 1º de junio de 2025. Elección en donde se renovarán los titulares de 39 municipios de Durango y 212 del Estado de Veracruz, y que se sumará a ello -de no proceder las impugnaciones a la Reforma al Poder Judicial -, la elección de la primera mitad de los jueces, magistrados y ministros.
No olvidemos también que, si hay algo que dejó en duda la elección pasada, fue la actuación del INE, que puso a operar una serie de instancias nuevas que controlaron las elecciones, incluso por encima de los organismos públicos locales (OPLES). Direcciones y Unidades que operaron abiertamente y se las “pasaron de humo” a los partidos políticos y ciudadanos, sin que se dieran cuenta de lo que se estaba maquinando. Entre ellas: las Direcciones Ejecutivas de Organización Electoral (DEOE), las Direcciones Ejecutivas de Capacitación Electoral y Educación Cívica (DECEyEC) , así como las Unidades Técnicas de Vinculación con Organismos Públicos locales (UTVOPL) y lo más importante , las Unidades Técnicas de Servicios de Informática (UTSI) que son los que vacían los datos al sistema. Así que, como dice la Biblia: “el que quiera oír que oiga” (Ezequiel 3, 27).
Creo que la oposición debe empezar a caminar de manera coordinada y mejor organizada.
Hay un 50 % de la población votante nacional que no está de acuerdo con lo que vivimos hace casi 3 meses y, que está consciente de lo que puede venir en los siguientes años, en el país y en nuestras regiones. Esa sociedad, que militando en partidos o no, tiene el deber de reflexionar, reaccionar y accionar hoy más que nunca, para:
- Ser capaz de aprovechar la experiencia vivida el 2 de junio pasado, conscientes de lo que faltó hacer, no excediéndose en confianza, recapacitando y razonando mejor las decisiones, trabajando en equipos, involucrándose más en el proceso desde que inicia y hasta el final del mismo y con ello, no permitir que en la próxima elección se repita la historia, esa que deja la duda de que vivimos una Elección de Estado y maquinada por la Inteligencia Artificial (IA) .
- Participar en forma más comprometida para cuidar las elecciones antes, durante y después de las mismas, aprendiendo a trabajar con estrategia.
- Ser capaz de elegir racionalmente (evitando subjetividades) y defender en cada proceso el voto ciudadano, con todo, -se trate de la elección que sea-, para asegurar mejores representantes populares en el presente y futuro para México y Veracruz.
- Demostrar el amor a nuestro país y nuestro estado, defendiendo con garra el Estado de Derecho, la separación de Poderes, y el respeto a las instituciones de la administración pública, como formas de preservar la rendición de cuentas y los equilibrios sociales, económicos y políticos.
- Defender el valor de la democracia, como garantía que tienen los ciudadanos para vivir en un mundo equitativo, con justicia y en paz.
¿Para ello se necesitan lideres? No. Solo se necesitan cabezas inteligentes (informadas y convencidas) y millones de brazos y manos; brazos que no se doblen y, manos que no se vendan por unos cuantos pesos. Si colgamos los brazos y esperamos la puntilla de rodillas, entonces no nos quejemos y esperemos el juicio de la historia y de las nuevas generaciones que nos señalarán como cobardes y traidores.
Cada uno de nosotros podemos ser líderes aliados de la democracia, desechando los antivalores de la política y rescatando los valores que la prestigian.
Busquemos y logremos la politización social, esa que pone en el centro los derechos humanos y la que rescata los valores que han prestigiado la política ayer y hoy, pero pensando en el mañana. Debemos ir al rescate de los más altos valores sociales y políticos y fomentarlos como buenos mexicanos desde donde nacen: la familia, la escuela, el trabajo, la comunidad. Si lo hacemos, nuestra consciencia podrá estar tranquila porque habremos de trascender en la lucha y no en la resignación.
Gracias y hasta la proxima.