CAMALEÓN
«Las torres que en el cielo se creyeron un día cayeron en la humillación, canta una melodía muy añosa de que lloren en mi casa mejor en la tuya», proclama sabio adagio; «así es la vida», dicen quienes de la vida saben, y a ellos se debe a que cuando ocurren episodios como los protagonizados por Miguel Ángel Yunes Linares y su hijo Miguel Ángel, a quienes acompaña el manipulador de los acontecimientos, el presidente López Obrador, nos demuestran que nada hay de nuevo bajo el sol. Sin embargo, nadie podría argumentar que la denigrante actitud adoptada por Yunes Linares guarda un significado de elevada importancia no solo para la trayectoria personal de Yunes Linares, que es lo menos relevante, sino su profundo significado para el país entero: en una palabra, Yunes e hijo están en el centro del huracán político nacional y por sus circunstancias les corresponde actuar en este drama peliculesco en el papel de «malos». Aunque en realidad, le designaron a Yunes Linares desempeñar el papel del «malo», asignación nada circunstancial sino encajada en el script de quien escribe este drama: AMLO. O mejor, las circunstancias los colocaron en esa tesitura histórica, porque seguramente jamás se imaginó estar inmerso en ese torbellino, pero como todo cabeza de «familia política» sacrifica trayectoria para librarse del holocausto, todo muy bien si a cambio no estuviera en juego el futuro inmediato de este gran país. De allí el merecido reproche, salva a la familia pero perjudica al país.
Todo porque el actor principal «el de la película, diseñador de esa historia, el «político de visión aldeana», «el mesías de Macuspana», el «político aldeano», «el viejo guango», «el eres un cobarde», «eres un corrupto» decidió concluir su declinante capitulo de manera estelar: lograr la demolición del Poder Judicial utilizando como ariete a quien seis años antes lo había increpado acremente para de esa manera deslucirle su trayectoria política, exhibirlo y colocarlo en la picota nacional, denigrando su vida política y así degradado mandarlo al basurero de la historia. ¿Cómo logró AMLO ese propósito? No le habrá dado mucho trabajo, porque en México un político con éxito económico, con grueso patrimonio inmobiliario atacado desde el poder es fácil presa cuando se trata de aplicar la ley; en los hechos aun los grandes empresarios, los más ricos del país también son los más vulnerables de allí su gran obsecuencia frente al poder, después de todo sus relaciones con el poder ha sido la fuente de mucha de su riqueza. Una carambola de tres bandas es la que logró López Obrador ya en pleno ocaso de su mandato: logra la demolición del Poder Judicial del país, lo hace valiéndose de un político que durante seis años de presidencia se mostró beligerante en su contra a quien ahora exhibe ante la faz de la nación como un desertor, como un desleal a la causa opositora. En política no hay cadáveres políticos, esto se acaba hasta que se acaba, o sea, por el momento Yunes Linares e hijos son mostrados como la traición personalizada ¿Qué «gana» Yunes a cambio¿ preservar bajo su custodia el abultado patrimonio familiar, porque los cotos de orden político, la alcaldía de Veracruz y la de Boca del Rio, estarán abiertos a la elección aunque difícilmente convencerían al electorado de ser una opción valedera porque es grande el desprestigio echado a cuestas. Sin embargo, la mente colectiva es porosa, posee un disco duro de escasa memoria y nada extrañaría que en seis años este denigrante papel estelarmente protagonizado ante la faz de la nación difícilmente se habrá borrado. Porque la historia registra acontecimientos de memorable recuerdo; y en este caso de deflectores desde las 30 monedas de Judas están sólidamente instaladas en la mente de la historia universal. Ignoramos si tal vaya a ser el caso de Yunes Linares, hoy por hoy instalado en el ojo del huracán, la historia lo juzgará. Por ahora sufrirán eventualmente el menosprecio del ciudadano contemporáneo.