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Coatzacoalcos y el Túnel del Tiempo

Por: Alfredo Bielma Villanueva

En Coatzacoalcos existe una obra que en su tiempo fue “la admiración de muchos países” atentos a lo que en Veracruz se estaba realizando, según decía el hiperbólico discurso del entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán, se refería al Túnel sumergido bajo el rio Coatzacoalcos que comunica esa ciudad con Villa Allende. Esa fue una de las obras “emblemáticas” iniciadas en el periodo de Fidel Herrera, presumida por este como una realidad pero inaugurada finalmente por Miguel Ángel Yunes Linares porque durante el periodo de Duarte tampoco se pudo concluir pese a los miles de millones de pesos adicionales gastados en esa obra, una de las más observadas por la Auditoría Superior de la Federación: “La causa fue la negligencia de los funcionarios -de la Secretaría de Comunicaciones de Veracruz- que tuvieron a su cargo la planeación y licitación de la obra, lo que generó un retraso de mil 168 millones días, es decir, tres años con dos meses”… “Sólo después de la Estela de luz, el túnel sumergido de Coatzacoalcos es la obra que más ha incrementado su presupuesto original”.  Fue una obra que debió haberse iniciado en 2004 (inicios del gobierno de Herrera Beltrán) pero en realidad su construcción empezó hasta 2008; no obstante, el gobernador Herrera Beltrán la anunciaba como un hecho en entrevista con Vázquez Raña. Debió costar mil 731 millones 270 mil pesos, según la presupuestación hecha en 2004, pero ya en 2012 se estimaba un costo de 2 mil 628 millones 665 mil 700 pesos. Para ese año Duarte de Ochoa ya era el gobernador y su ímpetu de novato adobado por la fiel enseñanza de su maestro lo impulsaba también a los arrebatos discurseros. En esa inercia lo secundaban sus colaboradores: Raúl Zarrabal Ferat, uno de los muchos secretarios de Comunicaciones del gobierno duartista, al comparecer en el Congreso del Estado en el marco de la glosa del Segundo Informe de Gobierno anunció la construcción de la autopista Córdoba-Xalapa, “con especificaciones de tipo A2 de 71 kilómetros, con 5 entronques, 66 pasos inferiores vehiculares, 27 puentes viaducto y un paso superior de ferrocarril…” y para no variar, de pilón, la autopista de Los Tuxtlas, que obviamente quedaron como constancia inédita de un pésimo gobierno. La autopista Córdoba- Xalapa fue anunciada en un evento público realizado en Tamarindo, donde una enorme mampara señalaba el costo, extensión y fecha de inicio, era un hecho. Pero se congeló en la realidad.

En julio pasado, el presidente López Obrador aludió a las cuotas que se cobran por transitar por el Túnel sumergido de referencia, sugirió que la gobernadora electa, Rocío Nahle, tomara cartas en ese asunto “que costó mucho dinero”. Y es que no se entiende el porqué se gastaron más de seis mil millones de pesos, dinero público, en esa obra solo para que un concesionario cobre cuotas para recuperar una inversión que nunca estuvo en claro. Gerardo Buganza, otro de los muchos secretarios de Infraestructura y Obra Pública en el gobierno de Duarte, declaró: “…el gobierno estatal ya cumplió con la aportación de su parte y no tiene por qué dar un peso más, «o (la concesionaria) cumple o se va». Nunca supimos si cumplió porque finalmente Duarte no concluyó esa obra y su sucesor, Miguel Ángel Yunes Linares, cortó el listón que iniciaba la circulación vehicular por ese Túnel de “tecnología de punta” que tanto presumía Fidel. Culpas son del tiempo ¿será?