LA OPINIÓN PÚBLICA LAS SIGUIENTES
CONSIDERACIONES:
A. En las elecciones de este año el Partido Revolucionario Institucional OBTUVO
LOS PEORES RESULTADOS EN SU HISTORIA, tanto por los votos obtenidos,
como por los cargos alcanzados. Lo sucedido en el 2024, implicó el fin de una
época de transición democrática y alternancias que se inauguró en el año de 1997,
así como el advenimiento de una profunda crisis del sistema de partidos políticos,
que deberán encontrar nuevas fórmulas para participar y enriquecer la necesaria
vida democrática de nuestro país.
B. Algunos de quienes suscribimos este Pronunciamiento habíamos expresado
desde el 2022, a través del Frente Amplio de Renovación, como corriente interna
del PRI o en forma individual, inconformidades respecto a la gestión y el rumbo del
partido. El ejercicio de un liderazgo excluyente se convirtió con frecuencia en factor
de división que propició el alejamiento o renuncia de cuadros valiosos, e incluso se
procedió a expulsar a muchos que no coincidían o desaprobaban el quehacer político
de la dirigencia. Lejos de reconocer que el PRI atravesaba por una crisis severa
que reclamaba una revisión a fondo de su plataforma ideológica, de las formas de
vincularse con los ciudadanos y las causas populares y de su accionar político para
ser eficaz en el triunfo electoral, el trabajo se orientó fundamentalmente a cultivar
al círculo de los afines a la dirigencia, con el fin de centralizar decisiones para
suscribir sin consulta acuerdos políticos relevantes, designar cargos, administrar
recursos de las prerrogativas y nominar candidaturas.
C. Tras el fracaso en las elecciones del 2021, pese a los resultados negativos
reflejados en la pérdida de 8 gubernaturas (entre ellas la de Campeche), la dirigencia
no atendió las recomendaciones de separarse del cargo que públicamente le
hicieron varios expresidentes del partido, un grupo amplio de exgobernadores
y exlegisladores, así como de varias corrientes internas de opinión y militantes
prestigiados. Por el contrario, la dirigencia convocó a una Asamblea Nacional solo
para cumplir con el requisito estatutario de efectuarla, evitando cualquier discusión
al interior del partido, así como para extender indebidamente su mandato que debía
concluir en agosto del 2023.
D. Quienes manteníamos posiciones críticas hacia la forma de actuar de la
dirigencia nacional, decidimos hacer una pausa durante el proceso electoral y
enfocar el esfuerzo: en la defensa de las instituciones democráticas y el estado de
derecho; en fortalecer la formación de un Frente opositor con participación de la
sociedad civil; en lograr una selección democrática de quien abanderara la alianza
para la presidencia de la república y; en su momento, para apoyar a Xóchitl Gálvez
y a las y los candidatos de la coalición Fuerza y Corazón por México.
E. No obstante los pésimos resultados electorales de este año, como sucedió
en 2021, en 2022 y en 2023, los actuales dirigentes del PRI convocaron
apresuradamente, VIOLANDO LA NORMATIVIDAD, y aún antes de concluir
formalmente el actual proceso electoral, a una Asamblea Nacional con el propósito
manifiesto de manipular y operar nuevamente una reforma estatutaria para
hacer posible la reelección del actual presidente del CEN, y para concentrar aún
más atribuciones como la de nombrar directamente a quienes coordinarán las
menguadas fracciones parlamentarias en las legislaturas federales y estatales.
POR LO ANTERIOR planteamos con firmeza lo siguiente:
PRIMERO: EL APLAZAMIENTO DE LA XXIV ASAMBLEA NACIONAL
recientemente convocada, para que ésta se realice luego de que en este
mes de agosto concluya el IMPRORROGABLE MANDATO DE LA ACTUAL
DIRIGENCIA.
SEGUNDO: QUE SE PROCEDA A LA INDISPENSABLE SEPARACIÓN DE LA
ACTUAL DIRIGENCIA, dada la dimensión de la grave crisis que vive el partido y
por las cruciales redefiniciones que se requieren para seguir siendo una opción
políticamente viable.
TERCERO: QUE SE DESIGNE DEMOCRÁTICAMENTE, A TRAVÉS DE
CONSEJO POLÍTICO NACIONAL, A UN GRUPO DE EXPRESIDENTES DEL
CEN Y DE CUADROS CON TRAYECTORIA, PRESTIGIO Y RECONOCIMIENTO,
PARA CONSTITUIR UNA “DIRIGENCIA INTERINA” QUE CONDUZCA DE
MANERA COLEGIADA, AUTOCRÍTICA E INCLUYENTE LOS TRABAJOS DE
LA PRÓXIMA ASAMBLEA y realice una evaluación seria de los problemas y
retos del Partido y las transformaciones profundas que este requiere, proponga
una nueva alternativa de proyecto de nación y convoque a la elección de la nueva
dirigencia nacional.
CUARTO: En los nuevos Documentos Básicos debe REFORZARSE EL
PRINCIPIO DE “NO REELECCIÓN DE LA DIRIGENCIA” A FIN DE EVITAR QUE
BAJO NINGUNA MODALIDAD O SUBTERFUGIO DE CAMBIO ESTATUTARIO
SE EXTIENDAN INDEBIDAMENTE LOS MANDATOS de una dirigencia y el
partido quede en manos de un grupo en particular.
También en el marco del espíritu federalista de la República, HAY QUE
RECUPERAR Y ROBUSTECER LA CAPACIDAD POLÍTICA EN LA
ESTRUCTURA TERRITORIAL DEL ÁMBITO LOCAL ya que la actual dirigencia
realizó recientes reformas para arrebatarles de manera arbitraria a los Comités
Estatales y Municipales las facultades que antes les garantizaban su derecho, en
primera instancia, a resolver sobre los procedimientos de elección de dirigencias y
de postulación de candidaturas.
El PRI, un partido casi centenario que con sus activos y pasivos ha contribuido a
crear instituciones e impulsar en armonía el progreso de México, es ahora un partido
SERIAMENTE DEBILITADO QUE DEBE REPENSARSE, RECOMPONERSE O
REFUNDARSE para poder resurgir y hacer realidad, ante los nuevos escenarios
que experimenta la vida nacional, los verdaderos principios de “Democracia y
Justicia Social” que le dieron origen.