Ya se dio a conocer la información relativa al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que se alimenta de la captura de los datos referidos en las actas de escrutinio y cómputo de las casillas enviados a los Centros de Acopio, es decir, oficialmente no es posible acreditar vencedores ni vencidos hasta que no se lleve a cabo la revisión de las actas en las jurisdicciones electorales y de la suma de lo que encuentren resultarán los números definitivos. Aunque inexplicablemente ya se ha dado por un hecho la ventaja de Morena sobre la oposición e incluso el presidente de los EEUU Joe Badin felicitó a Claudia Sheinbaum cuando en este país no hay oficialmente un resultado electoral definitivo. No obstante, pudiera ser que el domingo próximo el INE ratifique lo hasta ahora informado, pero flota en el ambiente la posibilidad de que la oposición presente recursos de inconformidad y corresponda al Tribunal Electoral Federal decir la última palabra. Así lo establece la normatividad electoral en beneficio de una elección ajena a subterfugios políticos que pudieran torcer la voluntad ciudadana. En las redes sociales persiste un bisbiseo intenso que alude a una supuesta impugnación de Xóchitl Gálvez, y en Veracruz de Pepe Yunes, sin embargo, ambos nada han expresado. Américo Zúñiga defiende con singular denuedo un triunfo anunciado con mucha antelación por la ciudadanía xalapeña, pero el cotejo de las actas en poder de cada candidato será la constancia base para decidir si habrá o no impugnación.
Pero, a propósito de esas actas que supuestamente debieron haber recogido los representantes partidistas surge la interrogante ¿en verdad los partidos hicieron su trabajo para cubrir el mayor número de casillas? ¿o imperó la simulación, como suele suceder con atroz frecuencia en el PRI, en el PRD y también en el PAN? Ya se verá, pero en cuanto a algunos de los partidos que participaron en esta elección histórica su futuro más que incierto está en que por no alcanzar el 3% de la votación general perderán su registro, el PRD esta en esa tesitura, Fuerza Por México también, Nueva Alianza igual. Movimiento Ciudadano retiene Jalisco, pero con un grupo político encabezado por el gobernador Alfaro sin coincidencia política con el liderazgo nacional de ese partido; y en Nuevo León, Movimiento Ciudadano con sus iconos regionales no ganó ni la alcaldía de Monterrey ni la senaduría, Luis Donaldo Colosio y la esposa del gobernador de Nuevo León, malas cuentas para Dante quien nada tiene que festejar, excepto el triunfo de Morena. Y qué hay del PRI, que el 23 de marzo cuando el registro de la candidatura de Pepe Yunes al gobierno veracruzano anunció la integración de un gran equipo (en el papel) de campaña integrado por exgobernadores para operar durante el proceso electoral, Beatriz Paredes operaría como delegada general del CEN; el exalcalde de Tepic, Manuel Cota se encargaría de la estructura electoral y Rubén Morerira, exgobernador de Coahuila y actual coordinador de la bancada priista federal; para esos efectos dividieron la geografía política veracruzana en cinco zonas, cada una con su respectivo coordinador. Con este equipo y un candidato de fuerte atractivo político como Pepe Yunes, se decía, iban en caballo de hacienda, pero hasta ahora el resultado no avala el trabajo de esa superestructura electoral. Porque la simulación es el juego.