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Al filo de la navaja

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

En la medida que se acerca el cierre del ciclo electoral el ambiente político comienza a adquirir tonalidades preocupantes que ojalá no enturbien el ya de por sí muy caldeado escenario político. Se entiende porque está en juego el destino del país a través de una jornada electoral en la que el rol principal ha estado a cargo de los candidatos a diferentes cargos de elección popular, desde presidente de la república, legisladores, gobernadores y alcaldes, cuya participación concluye a más tardar el próximo día 29 del mes en curso. En la siguiente etapa el protagonismo central corre a cargo de la ciudadanía mexicana que el dos de junio decidirá con su voto la suerte de esos candidatos y con ellos el curso histórico de esta gran nación. Durante el desarrollo de este proceso ha estado empañado por la violencia manifiesta en atentados y homicidios, provocando que decenas de candidatos hayan solicitado y conseguido la debida protección a causa de las amenazas en su contra.  No vamos “requetebién” como dice el presidente, los focos rojos se distinguen por doquier.

Pero hay otros signos que se añaden a la preocupación, en Veracruz, por ejemplo, campean señales de abierta injerencia de cuadros del gobierno a favor de la candidata de Morena al gobierno estatal, sobre todo en las zonas periféricas de las ciudades medias de la entidad donde convocan a la abstención reteniendo eventualmente credenciales del INE a cambio de algunos cientos de pesos; brigadas bien instruidas recorren zonas serranas distribuyendo “bienestar” para comprometer el voto a favor del partido en el gobierno. Y no es secreto el rumor que versa sobre grupos bien entrenados para con sus acciones introducir causales de anulación en caso de comprobar su desventaja electoral. Si tal circunstancia se corresponde con la realidad, entonces si tendremos problemas porque configuran un reflejo de una preocupación latente en este ya muy caldeado ambiente electoral. Pero ¿cómo ponerlo en tela de duda si el gobernador Cuitláhuac García por vocación o por instrucciones acaba de subirse al cuadrilátero electoral? Ayer, Arturo Castagné se apersonó en palacio nacional con el propósito de entregarle al presidente las pruebas de sus denuncias sobre corrupción que imputa a Rocío Nahle, obviamente no fue recibido, pero a cambio el gobernador Cuitláhuac García abona el cotarro al declarar que se abrirían carpetas de investigación contra Castagné por sus supuestos vínculos con la Torre Centro de Veracruz, como si tal fuera causal de delito, Castagné respondió: “no me provocas temor, me causas risa”. Esos son tambores de guerra no fuegos fatuos cuyo único antídoto consiste en que la ciudadanía salga a votar el domingo porque Veracruz lo merece.