Una poderosa tormenta con ráfagas de viento que superaron los 100 km/h ha desencadenado una tragedia en Argentina, dejando a su paso al menos 13 víctimas fatales y más de 300 personas evacuadas, especialmente en la ciudad de Bahía Blanca. La magnitud del impacto se expandió considerablemente, afectando también a la ciudad de Buenos Aires y localidades cercanas, donde las autoridades informaron sobre 363 caídas de árboles, calles inundadas y diversos daños materiales.
La catástrofe se desencadenó durante un evento deportivo de patinaje en el Club Bahiense del Norte, donde el techo colapsó, cobrándose la vida de aquellos que asistían al encuentro. Esta situación de emergencia movilizó al presidente de Argentina, Javier Milei, quien, acompañado por varios ministros, llegó a Bahía Blanca para supervisar personalmente las operaciones de respuesta y brindar asistencia a los afectados.
Según el comunicado emitido por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la tormenta, que se presentó alrededor de las 03:30 A.M., estuvo acompañada de violentas ráfagas de viento que alcanzaron los 130 km/h en el Aeropuerto de San Fernando. Además, las líneas de tormentas generaron lluvias intensas, acumulando hasta 25 mm de agua en una hora, con totales que promedian los 35 mm en la Ciudad de Buenos Aires.
Desde el inicio de la tormenta hasta las 9 de la mañana del domingo, los equipos de emergencia de la ciudad recibieron una abrumadora cantidad de llamadas, totalizando 103.544, relacionadas con caídas de árboles, cables, postes eléctricos, carteles y otros daños provocados por el viento. Los bomberos de la ciudad de Buenos Aires llevaron a cabo destacados rescates, liberando a tres personas atrapadas en vehículos debido a la caída de árboles.
Manu Ginóbili, exestrella de la NBA nacida en Bahía Blanca, expresó su preocupación por la situación en su ciudad natal a través de las redes sociales, destacando la gravedad del evento climático.
En medio de la devastación en Bahía Blanca, la necesidad de evacuaciones masivas y los desafíos de la reconstrucción se vuelven apremiantes. La magnitud de los daños y la pérdida de vidas subrayan la urgencia de una respuesta coordinada y efectiva para afrontar las consecuencias de este desastre natural, evidenciando la importancia de fortalecer las medidas de prevención y mitigación en la región.