En un giro controvertido en medio de las estrictas leyes antiaborto en Texas, el fiscal general del estado, Ken Paxton, ha amenazado con emprender acciones legales contra médicos y hospitales que participen en la realización de un aborto de emergencia para una mujer embarazada de 20 semanas. Esta medida se produce después de que una jueza determinara que el caso de Kate Cox, quien buscaba interrumpir su embarazo debido a la trisomía 18 diagnosticada en su feto, se clasifica dentro de las excepciones permitidas por la ley de Texas.
Cox, de 31 años, presentó su caso ante la corte argumentando que, a pesar de su deseo de tener al bebé, sus médicos le advirtieron que el embarazo no era viable y representaba un riesgo para su salud y fertilidad. La jueza del condado de Travis, Maya Guerra Gamble, dictaminó que el caso de Cox se ajusta a las excepciones establecidas por la ley estatal.
A pesar de esta decisión, el fiscal general Paxton emitió una carta dirigida a tres hospitales en Houston, donde la doctora de Cox, Damla Karsan, podría llevar a cabo el procedimiento de aborto. En la carta, Paxton afirmó que la orden de la jueza “no eximirá a los hospitales, médicos o cualquier otra persona de la responsabilidad civil y penal por violar las leyes de aborto de Texas”. Esta amenaza legal plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo para los profesionales de la salud y las instituciones médicas que participen en procedimientos de aborto permitidos por las excepciones de la ley estatal.
La situación destaca la creciente tensión en Texas en torno a las restricciones al aborto y las posturas firmes de los defensores y opositores de estas medidas, generando un debate público sobre el derecho de las mujeres a tomar decisiones fundamentales sobre su salud reproductiva en un contexto legal cada vez más restrictivo.