Una investigación realizada por la Agencia France-Presse (AFP) sobre el ataque del 13 de octubre en el sur de Líbano, que resultó en la muerte de un periodista de Reuters y dejó a otros seis heridos, señala que un proyectil de tanque de 120 mm con aletas estabilizadoras, de fabricación israelí, fue utilizado en el ataque. Esta evidencia, respaldada por la ONG Airwars y otras investigaciones de Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional, sugiere fuertemente la implicación del ejército israelí en el incidente.
El ataque ocurrió cerca de la aldea de Alma al Shaab, en una región donde las fuerzas israelíes y grupos armados libaneses y palestinos están involucrados en enfrentamientos frecuentes. El periodista Issam Abdallah perdió la vida, y otros periodistas resultaron heridos, incluida Christina Assi de la AFP, quien sufrió lesiones graves y la amputación de una pierna.
Las investigaciones destacan la probabilidad de que los disparos provinieran del sureste de la posición de los periodistas, cerca de la aldea israelí de Jordeikh, donde operaban tanques israelíes. La ausencia de actividad militar cercana al lugar de los periodistas y el uso de recursos de vigilancia aérea israelí sugieren que el ataque fue deliberado y dirigido.
Tanto HRW como Amnistía Internacional han calificado el incidente como un posible crimen de guerra, instando a una investigación y rendición de cuentas. A pesar de la respuesta inicial de Israel lamentando la muerte del periodista y anunciando una investigación, no ha reconocido la responsabilidad en el ataque.
La comunidad internacional sigue de cerca este caso, subrayando la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en situaciones de conflicto que involucran a periodistas y civiles.
