El jueves, Daniel Noboa, de 35 años, recibió la banda presidencial en la Asamblea de Ecuador, marcando el inicio de su mandato de 18 meses en un país enfrentando una crisis económica y de seguridad. El acto fue llevado a cabo por el presidente de la Asamblea, Henry Kronfle, quien impuso la banda presidencial y tomó el juramento a Noboa. Este período se extiende hasta mayo de 2025 para completar el mandato de su predecesor, Guillermo Lasso.
Noboa fue elegido en elecciones anticipadas después de que Lasso acortara su mandato en mayo, disolviendo la Asamblea en medio de tensiones políticas y un juicio legislativo que buscaba su destitución. Enfrentando una creciente violencia y una economía debilitada, el nuevo presidente tiene por delante grandes desafíos.
La violencia ha alcanzado niveles récord, atribuida a las disputas de bandas de narcotráfico internacionales. La economía también lucha con un déficit fiscal crónico y un endeudamiento significativo. Los expertos opinan que el gobierno anterior adoptó una política de mano dura que resultó ineficaz en la lucha contra el crimen organizado.
El país se encuentra entre los más violentos de la región, con una tasa de muertes violentas que se espera se acerca a las 40 por cada 100.000 habitantes en 2023. La delincuencia ha afectado negativamente la economía y ha generado pérdida de empleos. Noboa enfrenta la tarea urgente de abordar estos problemas, implementando políticas efectivas de seguridad y reformas económicas para estimular el crecimiento y la creación de empleo.
Además, el presidente entrante hereda un déficit fiscal de alrededor de 5 mil millones de dólares y la obligación de hacer pagos de intereses y vencimientos de la deuda externa por un total de 5,380 millones de dólares hasta 2025. A pesar de los recortes del gasto público y la inversión estatal realizada por Lasso, algunos expertos critican la falta de crecimiento económico y empleo durante su mandato.
Con un período relativamente corto en el cargo, Noboa ha expresado su deseo de postularse para la reelección en 2025. El país observa de cerca cómo abordará los desafíos actuales y si logrará impulsar un cambio significativo durante su tiempo en el poder.