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Fobaproa para los ricos de Acapulco

Por Ángel Álvaro Peña

La deuda de los hoteleros con los habitantes de Acapulco es impagable. Ellos fueron quienes contaminaron las aguas, les robaron las playas para hacerlas exclusivas de una clase social privilegiada, desplazaron a los pescadores, tumbaron casas de palma y adobe para instalarse, y sobre toda esta injusticia emplearon a los dueños de las tierras donde construyeron sus imperios con salarios de hambre.

Ahora estos mismos hoteleros y dueños de desarrollos turísticos quieren que se detenga la ayuda a los pobres para ser beneficiados con el dinero del gobierno para la reconstrucción en una especie de Fobaproa de Acapulco, que no es otra cosa que compartir con la mayoría de los habitantes la ayuda para la reconstrucción con el pretexto de que son ellos los que dan empleo.

En lo bueno y en lo malo deben entender que primero los pobres.

A estas peticiones la oposición se une de manera incondicional exigiendo una tregua en la ayuda a los más necesitados y detener las obras prioritarias como el Tren Maya, a punto de ser concluido y el tren Interoceánico para enviar ese dinero a los magnates con propiedades de muebles e inmuebles en Guerrero.

Desde luego que la oposición todavía no entiende que las obras del sexenio no son una inversión que exija una recuperación de la misma, sino que, al tratarse de una obra pública tiene el objetivo de favorecer a la mayoría de la población, pero ellos quieren ver todo como si se tratara de un negocio, por eso tienen pocas simpatías de los electores.

Es como si a una escuela primaria se le exigiera un tiempo límite para recuperar la inversión de su construcción. No entienden aún la verdadera función del ejercicio político ni los objetivos esenciales de la administración pública.

En ningún momento el Presidente ha dicho que hace falta dinero, pero los empresarios y la oposición en plena nostalgia por lo que ellos llaman el Fonden, aseguran que hace falta dinero. Es necesario que el dinero que existe sea dirigido a los que perdieron sus casas y a sus seres queridos, pero hay quienes quieren rescatar las pérdidas con dinero del erario público, como si no tuvieran sus bienes asegurados.

Porque tanto hoteles, como edificios, empresas, cadenas de restaurantes, automóviles de lujo, etc. deben estar asegurados por ley. Aunque ahora digan que no habían pagado sus seguros a tiempo. De ser así no hay otro culpable que ellos mismos.

Todo empezó con una declaración poco afortunada del líder nacional del PAN, Marko Cortés, al darse cuenta de que en el presupuesto del próximo año no había una cantidad importante destinada para Acapulco, más allá de lo habitual. A esta impresión equivocada se le sumó el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno.

No entendieron que si no había presupuesto para la reconstrucción para el próximo año quería decir que en este año se entregaría todo el dinero necesario para llevarla a cabo.

Independientemente de que se autorice el lunes 6 de noviembre el prepuesto en la Cámara de Diputados, la presión de los poderosos de Acapulco permanece, porque a pesar de que se les otorgó un perdón fiscal a los hoteleros y empresarios por seis meses, quieren créditos y que buena parte de esos créditos del gobierno sean pagados por el gobierno. Lo que la administración pública respondió que el promedio máximo que absorberá el erario por dichos créditos será del 50 por ciento y no más. Esto dependerá de la urgencia e importancia del desastre, así como del giro de cada empresa.

El panista Héctor Saúl Téllez Hernández propuso una suspensión a la construcción de las megaobras, no para limitarlas ni para que se detengan, sino un recorte de 30% que implicaría 85 mil millones de pesos para ayudar a nuestros hermanos.

También planteó usar 10% del monto que hay en 178 fideicomisos del gobierno federal, porcentaje equivalente a 55 mil 800 millones de pesos.

Dinero hay y se entregará, lo que sucede es que una vez entregado el dinero el tiempo de reconstrucción no puede llevarse tan rápido como todos quisieran. Por otra parte, detener las obras que están a punto de concluir eso suena más bien a impedir el triunfo de la administración pública porque saben que obra pública que se detiene, ya sea por desastres naturales o por amparos, se encarece. Lo que quiere la oposición es que no se cumplan los pasos de entrega de las obras y tengan, por fin elemento de crítica a estas obras que generarán cientos de miles de empleos y beneficios adicionales al turismo y el transporte público en el sureste.
Las dirigencias nacionales del PAN y del PRD llamaron a que en el Presupuesto 2024 se etiqueten recursos extraordinarios para reconstruir Acapulco. Diputados del PRI reprocharon que no se haya previsto una partida para los damnificados. Carolina Viggiano, ex candidata del PRI a la gubernatura de Hidalgo, esposa de Rubén Moreira, secretario general del PRI y derrotada por una gran diferencia en esa contienda dijo que se pueden obtener recursos del Fobaproa para atender la devastación en el puerto.

Es decir, se insiste que hace falta dinero cuando en realidad se ha abierto la caja del Fonden, se empieza a distribuir el dinero de los fideicomisos del Poder Judicial, y se suman otros cientos de millones para la reconstrucción.

El cemento tarda para secarse, la solidez de los cimientos requiere de verificación, todo esto cuesta tiempo, que se invierte en toda construcción o reconstrucción, pero la oposición confunde, una vez más, tiempo de reconstrucción con dinero para realizarla. Un edificio se erige con el dinero en la mano, pero no por tener el dinero en la mano al día siguiente ya está listo el edificio para habitarse.

La urgencia de la oposición al solicitar dinero radica en quebrantar la voluntad de México de resistirse a solicitar créditos al exterior, porque con gobiernos anteriores ya se hubiera endeudado México, con cargo a los bolsillos de los contribuyentes.

El actual presupuesto para la reconstrucción es de 3,400 millones de dólares que incluye ayudas a familias, pequeños empresarios y hoteleros, así como la creación de cuarteles de la Guardia Nacional en los barrios grandes para garantizar la seguridad.

Se anunció créditos por unos 1,400 dólares a pagar a tres años con seis meses de gracia para pequeños comerciantes, préstamos sin intereses para las pequeñas y medianas empresas y el pago de la mitad de los intereses en el caso de los créditos con bancos comerciales que pidan los 377 hoteles de Acapulco y que se destinen a la reconstrucción.

Las autoridades estimaron que Otis afectó a unas 250,000 viviendas, 120 hospitales y clínicas, al 95% de los comercios y al 80% de la infraestructura hotelera. El presidente consideró que el grupo de la reconstrucción pública podría estar muy avanzado a fin de año pero reconoció que la parte turística, principal motor de la ciudad, podría tardar más.

Para la población en general el gobierno federal anunció que no se pagará la luz —que todavía no está totalmente restituida— ni tampoco impuestos hasta febrero de 2024, se darán canastas básicas a 250.000 familias damnificadas durante tres meses a través de grandes centros comerciales, cada hogar recibirá más de 400 dólares para limpieza y pintura y entre 2,000 y 3,000 según los daños que haya sufrido.

Además, se contratará a 10,000 jóvenes para las labores de limpieza y adelantará los pagos de todos sus programas sociales, pensiones o ayudas a productores o pescadores mientras reparan carreteras y grandes infraestructuras de luz y agua.

El secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda, indicó el miércoles que entre 40 y 45 embarcaciones habían resultado dañadas y que no tenían conocimiento de ninguna víctima. La víspera había indicado que 33 se habían localizado hundidas.

Con respecto a los yates privados no turísticos, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, dijo haber estado en contacto con algunos capitanes y que unos abandonaron sus barcos antes de que Otis tocara tierra pero otros lo hicieron después.

Este huracán sirvió para mostrar lo deshumanizados que están los medios que hablan más de los yates de lujo que de los cayucos que eran el medio de subsistencia de pescadores y habitantes de Acapulco. La insensibilidad de los medios convencionales, acostumbrados a informar sobre los ricos, y olvidar a los pobres surge como evidencia de la herencia de una información que hace evidente la manipulación y el clasismo.

“Cuando empezaron a ver los vientos muy fuertes… se dieron cuenta de que no era algo normal, decidieron resguardarse, muchos de ellos incluso me comentan que se quedaron en el mar, debajo, resguardados, porque ahí sintieron como cierta calma porque si se levantaban los vientos eran tan fuertes… que no hubieran sobrevivido”, agregó.

Con respecto al despliegue militar, López Obrador dijo que sería temporal, que contaría con unos 5,000 militares y que los nuevos cuarteles se construirán en barrios que tengan más de mil habitantes, con 250 efectivos cada uno. Su objetivo será “garantizar la paz y la tranquilidad y evitar el robo para lograr lo antes posible la normalidad”.

La disciplina en la coordinación de la ayuda es precisa y puntual, nadie, y menos la oposición necesita dar consejos al gobierno en la manera de distribuir la ayuda, pero desde los partidos contrarios se opera una serie de cuestionamientos con el fin de desgastar al gobierno en lugar de preguntar cómo pueden ayudar.

Los tiempos de politizar epidemias y desgracias ya pasó, sobrevive la solidaridad que caracteriza a los mexicanos y los guerrerenses no son la excepción, al contrario. Como una sola persona todos ayudan con oídos sordos a los necios millonarios holgazanes que quieren sabotear la ayuda en su favor.

Ahora sólo falta que los elegantes y millonarios propietarios de Punta Diamante quieran que el pueblo les reconstruya sus mansiones. Otros opositores insensibles y oportunistas que ni conocen Acapulco, pero obsesivamente quieren descarrilar al gobierno con alma de saboteadores de obras, quieren suspender el gran proyecto del sexenio para derrotar políticamente al Presidente.

PEGA Y CORRE.- Ante lo inofensivo de la oposición en México ex presidentes tienen que salir a los medios a tratar de descalificar al actual gobierno pero tienen muy larga la cola que les pisen en más de un asunto, así Zedillo y Calderón aseguran que ahora está deteriorada la democracia en México…