Mientras cosechaba éxitos y arrancaba risas en todo el mundo por su papel en la popular serie de televisión “Friends”, Matthew Perry luchaba en privado contra sus propios demonios y una historia personal marcada por la adicción y el abandono.
Perry, quien saltó a la fama interpretando a Chandler Bing en “Friends”, reveló en su autobiografía las raíces de sus inseguridades y problemas, atribuyéndolos a una infancia dividida entre padres divorciados y una sensación de desamparo. A pesar de la fama y fortuna que obtuvo, el trasfondo oscuro de Perry continuó afectando su vida personal y su salud.
En su adolescencia, Perry se vio inmerso en un camino de autodestrucción, con episodios de robo, consumo de drogas y bajo rendimiento académico. Su vínculo conflictivo con la figura paterna y la falta de atención materna dejaron huellas profundas en su desarrollo emocional.
A pesar de su incursión en el tenis, Perry se orientó hacia la actuación después de mudarse a Los Ángeles y pronto obtuvo papeles en varias series de televisión. La oportunidad de su vida llegó con “Friends”, donde se identificó fuertemente con su personaje, Chandler.
A pesar del éxito, Perry enfrentó una batalla interna. El abuso de alcohol y drogas se convirtió en una constante en su vida, lo que llevó a una serie de períodos en rehabilitación y problemas de salud graves, incluida una cirugía de siete horas después de una ruptura en su colon.
A pesar de sus propias luchas, Perry buscó ayudar a otros adictos y estableció Perry House, un centro de vida sobria para hombres. A lo largo de los años, se comprometió a proporcionar apoyo y recursos para aquellos en recuperación.