Sidney Powell, previamente reconocida como una de las figuras clave en las alegaciones de fraude electoral tras la contienda presidencial de 2020, ha admitido su culpabilidad en delitos menores relacionados con su participación en esfuerzos por revertir la derrota de Donald Trump en Georgia. En su declaración, aceptó haber interferido intencionalmente en el proceso electoral, lo que resultó en una condena de seis años de prisión en suspenso y una multa de 6 mil dólares. Además, se le impuso la responsabilidad de publicar una disculpa por escrito al estado de Georgia y a sus ciudadanos.
Powell, quien enfrentaba acusaciones de crimen organizado y de formar parte de un supuesto plan para mantener a Trump en el poder, también fue acusada de acceso no autorizado a equipos electorales en una oficina de votación rural. Esta decisión de colaborar con la justicia representa un cambio drástico en la posición de Powell, conocida por su promoción activa de teorías conspirativas infundadas relacionadas con una presunta manipulación electoral.
En virtud de su acuerdo de culpabilidad, Powell ha accedido a proporcionar testimonio sobre eventos críticos, incluyendo una conferencia de prensa que compartió en nombre de Trump y una reunión en la Casa Blanca en la que se discutieron estrategias para influir en el resultado de las elecciones. La comparecencia de Powell en el juicio, originalmente programada para el próximo lunes, ha sido cancelada después de su admisión de culpabilidad, mientras que su coacusado, Kenneth Chesebro, enfrentará el proceso en solitario. Los fiscales no descartan ofrecer un acuerdo similar a Chesebro en el futuro. El abogado defensor de Powell, Barry Coburn, se abstuvo de hacer comentarios al respecto. Por otro lado, otro acusado, Scott Graham Hall, se declaró culpable el mes pasado y recibió una sentencia en suspenso de cinco años después de aceptar cooperar con las autoridades en casos posteriores.