Los tiempos que estamos viviendo en nuestra patria y en el estado de
Veracruz, nos orillan únicamente hacia los temas de políticas partidistas. Esta
mirada unidireccional no es sana, porque seguimos con muchos problemas que
no debemos desatender y no se han resuelto del todo: La violencia en Medio
Oriente, las dinámicas de violencia, la falta de medicamentos en los hospitales,
la desintegración familiar por la migración de connacionales al país vecino del
norte, la inflación económica, etc. No debemos olvidar que todavía tenemos
mucho que hacer y resolver en lo social, cultural, económico y política del bien
común.
El respeto y promoción de la dignidad de la persona y de la familia son tareas
que nunca terminan de realizarse. El respeto a los derechos fundamentales
debe ser una meta y tarea que debe renovarse y replantearse a corto y a largo
plazo. Al respecto, se ha hecho mucho pero no se ha realizado todo. Falta
seguir formando la conciencia de todos para que se respeten estos valores
fundamentales en todos los niveles.
Los obispos mexicanos nos recuerdan, en su Carta Pastoral del Encuentro con
Cristo a la solidaridad con todos, que organismos nacionales e internacionales
en vez de defender los derechos fundamentales, los vulneran y niegan
expresamente: “A nivel internacional algunas instituciones “antes que querer
afrontar y resolver estos graves problemas respetando la dignidad de las
personas y de las familias, y el derecho inviolable de todo hombre a la vida,
prefieren promover e imponer por cualquier medio, una masiva planificación de
los nacimientos” (321). La defensa de la vida y la promoción de la paz es una
tarea para cada día.