POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
A fines de la tercera década del siglo XX, al crearse el Partido Nacional Revolucionario (PNR), y dejar estipulado en el artículo 1 de su Declaración de Principios: “Se ayudará y estimulará paulatinamente el acceso de la mujer mexicana a las actividades de la vida cívica”. (CNEHPS-PRI, 1993), las mexicanas abrigaron nuevas expectativas en sus demandas.
Mujeres con liderazgos probados en los movimientos feministas y de ciudadanas en el país, como Elvia Carrillo Puerto, líder de la Liga Orientadora de Acción Femenina (fundada en 1927), Florinda Lazos León que presidía el Bloque Nacional de Mujeres Revolucionarias (1929) integrado por profesionistas, la Confederación Femenil Mexicana (1931) cuyas bases serían los sindicatos obreros y campesinos encabezada por María Ríos Cárdenas, así como el Partido Feminista Revolucionario (1929) que encabezó Edelmira Rojas Vda. De Escudero, entre otras, se unieron al partido de la revolución y de desde ahí empezaron a hacer valer su voz en las Asambleas (Lladó 1995: 35).
El incorporarse ellas a los partidos, el esfuerzo se inclinó a buscar el apoyo de su partido para hacer realidad sus demandas, y así formar parte de las decisiones políticas del país. Desde luego, el tema del sufragio era prioridad. De ahí que, en 1934, el Coronel Carlos Riva Palacio, dirigente nacional del PNR convocó a la formación del Sector Femenil. La primera dirigente nacional fue la Prof. Edelmira Rojas Viuda de Escudero que hasta el momento encabezaba el Partido Feminista Mexicano y con ella se incorporaron cientos de organizaciones en todo el país. Este espacio se convirtió en las siguientes décadas en semillero de liderazgos femeninos extraordinarios que aportaron mucho a la nación.
Durante la renovación del PNR y al cambiar de siglas a Partido de la Revolución Mexicana (PRM), con el Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), este promueve en 1937 la reforma al artículo 34 constitucional para otorgar el voto a las mexicanas, y aunque diversas agrupaciones manifestaron su apoyo y presionaron, finalmente las Cámaras no lo conceden.Sin embargo, los gobiernos en turno, si bien es cierto no estaban dispuestos aun a otorgarles los derechos plenos, sí buscaban atender otras demandas a favor de su mejoramiento. Tal es el caso de la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social que nace en 1940 a iniciativa del Presidente de la República Manuel Ávila Camacho (1940-1946).
Para 1946 el partido de la revolución cambia nuevamente de nombre a Partido Revolucionario Institucional (PRI) y con él llega el primer Presidente surgido de la sociedad civil, el Lic. Miguel Alemán Valdés (1947-1952), pues los anteriores habían pertenecido a la milicia. Y estando en funciones, envía el 24 de diciembre de 1946 la iniciativa de reforma al artículo 115 constitucional para otorgar a las mexicanas el derecho al voto municipal, publicándose en el Diario Oficial de la Federación, el 12 de febrero de 1947. Sin duda, la consecución del voto municipal fue un avance, pero, ello no era suficiente.
Para 1952, al acercarse los tiempos de campañas políticas en 1952, surgió nuevamente la oportunidad para lograr el propósito. Don Adolfo Ruiz Cortines emergía como candidato a la Presidencia de la República y dado que este repetía en diversas ocasiones: “es impostergable que la mujer sea incorporada a la vida política”, el mensaje era claro y ellas organizadas dentro y fuera de su partido, encabezadas por Margarita García Flores, regiomontana de carácter firme, mostraron de inmediato una gran empatía por su propuesta.
La líder nacional junto con las dirigentes de los sectores y organizaciones, y del Distrito Federal, se entrevistaron con el candidato en sus oficinas y le hicieron la petición formal de que, de resultar triunfador, se les concediera el voto universal a las mexicanas. Así mismo le invitaron a la Magna Asamblea Nacional Femenil del 6 de abril de ese año en el Estadio “18 de Marzo”, lugar en donde se darían cita 20 mil mujeres representativas de todos los estados y, en ella le expresarían el apoyo a su candidatura.
Don Adolfo, asistió a la Asamblea y se contagió tanto con el entusiasmo de las ahí presentes, que después de escuchar los discursos de las principales líderes, en el turno de su intervención, ofreció un mensaje de aliento que emocionó a todas, mencionando lo siguiente: “La mujer mexicana generosa y desinteresadamente, ha prestado su valiosa aportación a las causas más nobles, compartiendo peligros y responsabilidades con el hombre. Consciente de su alta misión en las vicisitudes de nuestras luchas libertarias, la mujer ha logrado obtener una preparación cultural, política y económica similar a la del hombre que la capacita para tener eficaz y activa participación en los destinos de México”. Y concluyó mencionando: … “si el voto me favorece, el segundo día de mi mandato enviaré la iniciativa de reforma a los artículos correspondientes, para que se conceda el voto universal a las mexicanas”. (Lladó, 2007) (Treviño, 1992:71).
Al escuchar esto, el Estadio se desbordo de alegría, se había logrado al fin el sueño anhelado. Y Ruiz Cortines, como hombre de palabra, lo cumplió. Una vez que tomó posesión, el segundo día de su mandato, envió la reforma al artículo 41, misma que fue aprobada en Cámaras y publicada en 17 de octubre de 1953. Con ello se cerraba una etapa de luchas y sufrimientos, pero se abría otra de cambios positivos para las mexicanas.
A partir de ese hecho y al alcanzar la ciudadanía, las mujeres pudieron votar por primera ocasión en la elección federal del 3 de Julio de 1955, emergiendo así las primeras Diputadas Federales electas para integrarse a la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión (1955-1958), recayendo ese honor en la persona de 4 distinguidas políticas del momento: Lic. Remedios Albertina Ezeta por el Estado de México; Lic. Margarita García Flores, del Estado de Nuevo León; Guadalupe Ursúa Flores, por Jalisco, y la periodista Marcelina Galindo Arce, por Chiapas. [1] Cabe hacer mención, que en la Legislatura XLII (1952-1955), ya había existido el antecedente de la presencia de la diputada federal, Aurora Jiménez de Palacios, quien fue la primera mujer que hizo oír la voz de las mexicanas en el recinto parlamentario mexicano. Ella no fue electa, pero sí designada en 1954 para representar el nuevo distrito que se le asignara a ese estado.
Para las Legislaturas XLVI y XLVII, en el gobierno del Presidente Adolfo López Mateos (1958-1964), surgieron las primeras Senadoras: Alicia Arellano Tapia por Sonora y María Lavalle Urbina por Campeche. Posteriormente surgirían las primeras gobernadoras. Por el PRI, la primera en la lista Griselda Álvarez Ponce de León por Colima (1979-1985); Beatriz Paredes Rangel por Tlaxcala (1987-1992); Dulce María Sauri Riancho por Yucatán (por Ministerio de Ley, 1991-1994). Por el PRD, Rosario Robles Berlanga, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (1999-2000); y Amalia García Medina, por Zacatecas (2004-2010). Por el PRI, Ivonne Ortega Pacheco por Yucatán (2007-2012); Claudia Pavlovich Arellano por Sonora (2015-2021). Por el partido Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno (2018-2023) y un caso lamentable, el de Martha Erika Alonso Hidalgo por el Estado de Puebla (2018) que fue electa y a 10 días de asumir el cargo falleció en un trágico accidente junto con su esposo.
Y a partir de las reformas constitucionales de 2014 y 2019, que generaron la obligatoriedad de la paridad tanto en los cuerpos legislativos, como en los 3 órdenes y niveles de gobierno, se logró que por primera vez en los cuerpos legislativos federales y locales se lograra el 50 % para hombres como para mujeres y se lograra hacerlo efectivo en las elecciones siguientes.
En las elecciones de los años 2021, 2022 y 2023, se sumaron nuevas gobernadoras: María Eugenia Campos Galván PAN (2021) Chihuahua; Indira Vizcaino Silva, Morena (2021) Colima; Marina del Pilar Ávila Olmedo, Morena (2021) Baja California; Layda Sansores Sanroman, Morena (2021) Campeche; Evelin Salgado Pineda , Morena ( 2021) Guerrero; Lorena Cuellar Cisneros, Morena (2021) Tlaxcala; María Elena Lezama Espinoza , Morena (2022) Quintana Roo; Teresa Jiménez Esquivel, PAN (2022) Aguascalientes; Delfina Gómez Álvarez, Morena (2023) Estado de México. Y un hecho inédito habrá de suceder en la elección del 2 de junio de 2024, lograr una meta que se veía inalcanzable: llevar al poder a la primera Presidenta de la República Mexicana.
Como se observa a través de esta reseña, sin duda, lo logrado a favor del sufragio y la paridad política de género, a través de 7 décadas, ha dado sus frutos, porque a ello han ido concurrentes reformas constitucionales y a las leyes secundarias, que surgieron después del sufragio, tales como: al 4º Constitucional que previó la igualdad jurídica entre hombres y mujeres (1974), la Ley General para la igualdad entre hombres y mujeres (2006) y Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007), entre otras. En el caso de la Ley General del Congreso: la creación de las Comisiones de Género en los Cuerpos Legislativos (1997). Igualmente, en las políticas públicas de Estado, en la implementación de diferentes programas como: Mujeres en Solidaridad (1988), Programa Nacional de Mujer (1995), Instituto Nacional de la Mujer (2000) etc.; así como las Reformas al COFIPE: Sistemas de cuotas 1996, 2008, 2014, 2019, y las correspondientes a las normas internas de los Partidos Políticos al promover la paridad.
Desde luego que aún quedan cuentas por saldar, entre ellas tres importantes: 1) el combate a la pobreza que pega más fuertemente a las mujeres, y que, pese a los esfuerzos del gobierno, no se ha podido garantizar el mejoramiento de la calidad de vida en grupos de mexicanas que sufren aun discriminación y desatención en muchos rubros. 2) la violencia de género , en especial la política, lo que debe obligar a rediseñar los protocolos y medidas de atención y protección integral de las mujeres que participan en los procesos electorales, y 3) la atención a las Alertas de Género, por la cifra alarmante de feminicidios que se extienden en todo el país, que igualmente obliga al gobierno en sus tres niveles y órdenes a crear y fortalecer sus planes nacionales de seguridad y de impartición de justicia federales y locales, para hacer que los casos de mujeres desaparecidas y fallecidas , sean atendidos y resueltos hasta sus últimas consecuencias, redoblando además el esfuerzo para erradicar el clima de violencia que impera en el país.
Por lo anterior, si algo les pudiera decir a las mexicanas del presente y futuro, serían 2 cosas prioritarias: 1) No dejar de prepararse jamás, una mujer preparada en todos los aspectos actúa con mayor seguridad y da lo mejor de sí misma en cualquier espacio donde actúe. 2) No confundir el empoderamiento, con rivalidad entre hombres y mujeres mexicanos. Las mexicanas hemos luchado mucho a través de la historia, para lograr causas nobles que hoy han dado frutos y ya disfrutan de ellas las nuevas generaciones, pero, las conquistas no se fraguaron para disfrutarlas solas, lo hicimos para lograr que esa autonomía, reconocimiento y visibilidad de nuestras aportaciones logradas, se reflejen en el esfuerzo compartido y en la convivencia con nuestros compañeros de luchas diarias y a favor de nuestras familias.
Por ello, envío un abrazo para las mujeres de mi país, mexicanas valientes y decididas, por estos 70 años de ciudadanía. Un abrazo para aquellas que han asumido el reto de ganar la batalla a los problemas cotidianos en la vida, las que han cumplido con su papel de mujeres comprometidas con su Estado y su país, …y en particular mi reconocimiento especial, a aquellas que han levantado la voz en cada momento de la historia y las que lo seguirán haciendo con firmeza en el futuro, frente la desigualdad, la injusticia y la imposición.
Gracias y hasta la próxima
[1] Cabe hacer mención que en la Legislatura XLII (1952-1955), ya había existido el antecedente de la presencia de la diputada federal, la Mtra. Aurora Jiménez de Palacios, quien fue la primera mujer que hizo oír la voz de las mexicanas en el recinto parlamentario mexicano. Ella no fue electa, pero sí designada en 1954 por el Congreso del Estado de Baja California, para representar el nuevo distrito que se le asignara a ese estado, en ese año.