En la madrugada del miércoles, un terremoto de magnitud 6.3 sacudió la región occidental de Afganistán, generando preocupaciones adicionales en un área que ya había sido afectada por un devastador sismo el pasado fin de semana. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) fue el encargado de registrar el movimiento telúrico, que tuvo lugar a las 05:10 hora local (00:40 GMT).
Este sismo se caracterizó por su poca profundidad y tuvo su epicentro ubicado a unos 29 kilómetros al norte de la ciudad de Herat, que es una de las áreas más pobladas de la región occidental de Afganistán. El temblor se produjo en una zona geográfica que ya había experimentado una catástrofe similar tan solo unos días antes. El anterior terremoto, de magnitud comparable, resultó en la trágica pérdida de más de 2,000 vidas humanas.
La repetición de un evento sísmico de tal magnitud en tan poco tiempo generó una creciente preocupación entre los residentes de la región, así como entre las autoridades locales y los equipos de ayuda y rescate. La magnitud del daño causado por este último terremoto aún estaba por determinarse, pero la situación planteaba desafíos significativos para las tareas de respuesta y recuperación, que ya estaban en curso debido al desastre previo.
La zona afectada por este sismo había sufrido un impacto considerable, lo que incluyó la destrucción de edificios y viviendas, cortes en los servicios públicos, y una gran cantidad de personas que quedaron sin hogar. Se espera que las organizaciones de ayuda y las autoridades gubernamentales intensifiquen sus esfuerzos para proporcionar asistencia a las víctimas y coordinar las operaciones de socorro.
Esta serie de terremotos plantea una amenaza continua para la seguridad de la población local y subraya la importancia de la preparación y la resiliencia ante desastres naturales en áreas propensas a este tipo de eventos.