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Los tiempos estelares de México

Por Alfredo Bielma Villanueva

El presidente López Obrador es iterativo al afirmar que los actuales “son tiempos estelares de la Cuarta Transformación”, en clara referencia a las acciones de su gobierno, aunque en realidad quizás debido a la espesura de los acontecimientos no se alcanzan a avizorar, que no sea desde luego la construcción de las obras emblemáticas representadas en el AIFA, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Por supuesto, está por verse la trascendencia relativa al costo- beneficio de esas obras, luego entonces cuentan con el beneficio de la duda; además, la inmediatez no permite tomar pleno conocimiento respecto al proyecto implementado por la CuartaT. Es explicable porque, guardadas las proporciones, quienes iniciaron los movimientos de protesta e inconformidad que dieron lugar a lo que conocemos como Revolución Francesa jamás se imaginaron la trascendencia histórica de sus acciones y acaso solo algunos cuantos se habrán percatado del cambio de estructuras sociales, políticas y económicas originados por sus protestas. De igual manera, en nuestro país ni Miguel Hidalgo, ni Juárez o Madero, habrán imaginado la trascendencia sociopolítica de sus acciones en cuya secuencia participaron muchos otros prohombres.

Nada privativo de México, porque en la Historia Universal encontramos casos paradigmáticos de lo arriba anotado, aunque ciertamente algunos resultan genuinamente estelares, como en el caso de Florencia cuando coincidieron bajo el mismo cielo y época genios de la escultura, la pintura, la ciencia y la política. Lo narra con extraordinaria sapiencia, ágil y florida prosa Raúl Roa en “Retorno a la Alborada: “Mientras Leonardo pinta, Copérnico escruta, Erasmo escribe, Maquiavelo Marrulla y Vesalio diseca, dos contrapuestas concepciones del mundo, de la sociedad y del Estado se disputan encarnizadamente el predominio…”. Era el surgimiento del humanismo, las vísperas del Renacimiento, agonizaba el feudalismo y surgía con torrentosa fuerza el capitalismo, la escolástica cedía terreno a la Ilustración, ése sí fue sin lugar a duda un momento estelar de la humanidad. En México la Reforma se iluminó de extraordinarias cumbres, pues con Juárez también brillaron Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Altamirano etc., ojalá se repitiera en nuestros tiempos pero hace falta lo que diseñara como su epitafio en los últimos momentos de su vida el gran Goethe: “Luz, más luz”.