Para Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, su inusual visita a Rusia para discutir la posible ayuda militar al esfuerzo bélico de Vladimir Putin en Ucrania podría ofrecer dos elementos que Corea del Norte ha deseado durante mucho tiempo: ayuda técnica con sus programas de armas y la oportunidad de ser necesitado por un vecino importante.
Corea del Norte rara vez recibe atención internacional, excepto por la condena global a sus pruebas nucleares y de misiles. Sin embargo, la urgencia de Rusia de lograr avances en la guerra está brindando a Kim algo de atención geopolítica y la oportunidad de molestar a Estados Unidos mientras se acerca más a Moscú y Pekín.
Aunque Rusia ha sido un aliado a largo plazo para Corea del Norte, sus relaciones a veces se han tensado desde la desintegración de la Unión Soviética, y Rusia representa una pequeña parte del comercio económico que Corea del Norte necesita; China proporciona la mayoría.
La Casa Blanca ha advertido que Corea del Norte ha estado enviando proyectiles de artillería y misiles a Rusia y ha estado negociando acuerdos de armas. Las afirmaciones de que Kim viajará pronto a Rusia indican que temen que este proceso esté avanzando con determinación.
Por su parte, Corea del Norte enfrenta obstáculos tecnológicos críticos en su programa nuclear y de misiles, así como necesidades económicas extremas, y Rusia podría ayudar en esos frentes.
Un acuerdo con Rusia podría aumentar las tensiones en la península de Corea, forzar a Corea del Sur y Japón a fortalecer su cooperación militar con Estados Unidos y permitir que Corea del Norte avance en su programa de armas nucleares.
Kim Jong-un ha buscado construir un arsenal nuclear y revivir la economía de su país desde que asumió el poder en 2011. Primero se centró en sus programas de armas, realizando pruebas nucleares y lanzando misiles balísticos intercontinentales. Su esperanza de que Washington relajara las sanciones económicas a cambio de una disminución de la amenaza militar se desvaneció con la diplomacia fallida con Trump en 2019. Desde entonces, ha intentado alinearse más estrechamente con Pekín y Moscú contra Estados Unidos.
Rusia y China han ejercido su poder de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para evitar nuevas sanciones contra Corea del Norte. Los lazos entre los tres países se han fortalecido, y Kim busca evocar una alianza trilateral para contrarrestar la asociación entre Washington, Tokio y Seúl.
El posible viaje de Kim a Rusia sería el primero desde su visita en 2019. Mientras tanto, Corea del Norte busca ayuda tecnológica de Rusia para avanzar en sus programas de armas nucleares y misiles.