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Pemex y Dos Bocas, dos empresas, un destino…político

Por Alfredo Bielma Villanueva

La refinería de Dos Bocas es uno de los tres megaproyectos del actual gobierno federal, dos de ellos ubicados en el sur sureste del territorio nacional lo cual refleja el interés del presidente López Obrador por impulsar el desarrollo económico de la región, y para confirmarlo debemos agregar las obras para concluir el Proyecto Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ciertamente es una obra de gran alcance. Dos ya ha inaugurado López Obrador, el aeropuerto Felipe Ángeles y la refinería de Dos Bocas, aunque la primera aún no demuestra utilidades y su mantenimiento requiere de sustanciales aportes presupuestarios, lo cual permite la reflexión sobre el las ventajas de que las obras del aeropuerto de Texcoco se hubieran concluido y puesto en operación, pues ya contaríamos con un moderno aeropuerto de magnificas proporciones, que hubiera sustituido en amplia medida al Benito Juárez, que, aunque parezca obvio, debe asentarse que deberá seguir funcionando aún con el AIFA en plena operación. En cuanto hace a la refinería de Dos Bocas, esta fue inaugurada el 1 de julio de 2022, pero durante un año no ha entrado en operación, hasta este primero de septiembre en que el presidente informa que ya empezó a producir combustóleo y en diciembre próximo comenzará a producir 290 mil barriles diarios de gasolina. Es palabra de presidente y pesa, pero habrá que darle seguimiento en este caso porque según quienes de refinerías conocen aún hay trecho largo para que aquello suceda. En todo caso, ese proyecto conlleva inherente el destino político de Rocío Nahle, la Secretaria de Energía y Minas bajo cuya responsabilidad está el buen fin de Dos Bocas, porque si no lo consigue difícilmente será acreedora a la candidatura de Morena al gobierno veracruzano.

Por otro lado, el 28 de agosto el presidente aseguró: “Ya rescatamos a Pemex y no hizo falta dar marcha atrás a la reforma energética”, no obstante, ese “éxito” no fue suficiente para que el actual Director de Pemex alcanzara la candidatura de Morena al gobierno de Tabasco, porque el propio presidente lo ayudó a bajarse de esa puja electoral. ¿Será acaso porque en realidad Pemex es una empresa semejante a un barril sin fondo? Porque el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) informa que de 2019 a marzo del año en curso el gobierno federal le ha inyectado a esa empresa 908 mil millones de pesos en dinero y estímulos fiscales, es decir, casi un billón de pesos. Según información aportada por Enrique Quintana, Director Editorial de El Financiero: “la producción de petróleo crudo sin condensados alcanzó en 2018 un promedio diario de 1 millón 813 mil barriles diarios… En el mes de julio de 2023 se produjeron 1 millón 573 mil barriles diarios en promedio y en los primeros siete meses del año la cifra fue de 1 millón 595 mil barriles, lo que significa una caída de 12 por ciento en el lapso considerado”. Todavía peor: “Las importaciones de gasolinas, que suman 374 mil barriles por día, siguen siendo 38 por ciento superiores a la producción interna”, eso nos permite dimensionar cómo está Pemex. Por otro lado, las inconsistencias, veamos si no: la refinería recién adquirida en Deer Park, a un costo de mil 500 millones de dólares produce igual cantidad de barriles diarios que las esperadas de Dos Bocas cuando funcione a toda su capacidad, pero con un costo estimado por el presidente López Obrador en 14 mil millones de dólares y por los conocedores de la materia en 18 mil millones de dólares. La moraleja de este asunto nos enseña con meridiana claridad el valor de la rendición de cuentas y la transparencia en el uso y aplicación de los recursos públicos, pues en eso consiste la obligación constitucional del presidente de rendir un informe a la nación el 1 de cada septiembre durante su mandato, y en consecuencia cada quien podrá sacar sus respectivas conclusiones.