Pese a que el entorno nacional huele a pólvora, le escurre sangre, derrama lágrimas y el miedo es factor comunitario, los entretelones de la política atraen los reflectores hacia quienes la protagonizan y aspiran a “sacrificarse” por el “bien del pueblo”. En cuanto corresponde al ámbito federal las apariencias señalan hacia una candidatura anunciada con muchas semanas de antelación, es decir, si no se suscita un cataclismo político, Morena será abanderada por Claudia Sheinbaum, aunque la rama cruje y en eso Fernández Noroña resulta transparente: “… quien quiera romper el proceso tendrá que enfrentarse al pueblo, al movimiento, a los partidos y al presidente Andrés Manuel López Obrador, situación por la cual dijo, quiere ver «quién es el guapo que se atreva a dividir». Por el lado del Frente Amplio el desenlace mantiene preocupados a quienes opinan que si no resulta ser Xóchitl Gálvez la elegida las esperanzas de participar electoralmente con capacidad competitiva para ganar se desinflarán casi en automático, cuestión de enfoques y de criterios, porque no pocos insisten en la desconfianza que inspira el dirigente nacional del PRI. Importa mucho ese desenlace, por supuesto, porque nos afecta a todos en el país; sin embargo, cada una de las entidades federativas vive según sus circunstancias y en este sentido la aldea veracruzana vibra al unísono del entorno nacional porque habrá relevo de gobernador, asunto de no menor importancia en una entidad que a partir de 2016 experimentó la alternancia en el mando estatal, del PRI al PAN, y en 2018, en otro relevo constitucional se alternó del PAN a Morena. Muchas sensaciones en tan poco espacio de tiempo influyen sin duda en una ciudadanía que de 1946 a 2016, setenta años, no conocía la alternancia. En esas andamos ahora. Ya habrá oportunidad de condensar el contenido de ese tránsito político en una entidad de la importancia de Veracruz, por ahora debemos limitarnos a lo más inmediato: la sucesión política veracruzana y formularnos la interrogante: ¿quién de estos personajes será el gobernador de Veracruz para el periodo 2024-2030? Salvo que de la bruma de los acontecimientos surja un personaje devenido de las circunstancias extraordinarias, los siguientes son los nombres de quienes aspiran con probabilidad de éxito al gobierno veracruzano, por Morena, si no la discontinúa el presidente, está Rocío Nahle, y como una pieza del tablero ajedrecista de Adán Augusto López figura Sergio Gutiérrez, la suerte de uno está ligada a la del otro, si como corcholata pega Adán Augusto la oportunidad de Sergio Gutiérrez adquiere otra dimensión, sino, no. Manuel Huerta es el Delegado de los Programas sociales en Veracruz, el significado de esa circunstancia tiene un peso específico de allí la explicación del por qué pudiera ser candidato al gobierno estatal. Esas son las cartas de Morena para Veracruz, aunque en el recambio, si lo hubiere, Ricardo Ahued está en una perspectiva nada descartable. Por el lado del Frente Amplio la baraja está cargada, los nombres son conocidos y tienen méritos bien ganados en la trayectoria de su desempeño como hombres públicos: José Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa, Julen Rementería y Fernando Yunes Márquez, ¿muchos Yunes? ¿No hay otros? Son producto de las circunstancias pero ninguno se parece al otro, y a ese respecto la ciudadanía que ha tenido oportunidad de su interlocución tendrá la mejor opinión. Aquí solo intentamos retratar nuestra
La sucesión gubernamental
Por Alfredo Bielma Villanueva