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Néstor, la promesa (in)cumplida

Por Omar Zúñiga

DE PRIMERA MANO

Hay dos alcaldes en Veracruz que ganaron sus municipios por el PRI, solitos, sin alianza: Ignacio Nacho Morales en Altotonga y Néstor Sosa Peña en Chontla, que además fue catalogado como la joven promesa tricolor, ejemplo de perseverancia, incorruptible y de que las capacidades de la persona no están peleadas con la juventud, ganó la alcaldía con tan sólo 26 años.

Pues resulta que a mediados-finales del año pasado, Néstor tuvo por ahí algún tipo de “inconveniente”, por decirlo de manera elegante, con recursos que le fueron entregados a su municipio y que al parecer no fueron ejercidos de manera correcta (eufemismos pues).

Derivado de esta situación, el joven munícipe se acercó a la dirigencia estatal de Marlon Ramírez para exponerle la situación y al mismo tiempo pedir el apoyo para poder solventar este asunto.

Ahí le dieron acuse de recibo y lo mandaron de vuelta a su tierra, pues además de la irregularidad en sí misma, sabemos De Primera Mano que el monto no es nada despreciable y prácticamente le dijeron “es tu perro y tú lo bañas”.

Molesto por la situación, pues esperaba el apoyo total y a ojos cerrados por parte de la dirigencia estatal, Sosa Peña salió de ahí resentido.

Fue con su padrino y hacedor político Ponciano Vázquez Parissi, alcalde de Cosoleacaque, a exponerle la situación y la respuesta, palabras más palabras menos, fue la misma: el que la hace la paga y el que ensucia tiene que limpiar.

Ya en franca desesperación, el joven e inexperto alcalde fue a tocar a la puerta del secretario de Finanzas y Planeación José Luis Lima Franco, donde cayó con su secretario particular Víctor Manuel Rebollo Ramírez, quien ni tardo ni perezoso ofreció el apoyo para ayudarle a resolver sus problemas.

A partir de ese momento y como es lógico de pensar, el distanciamiento con el partido que lo abanderó para llevarlo a la alcaldía fue evidente, por el contrario, se acercó a las huestes morenistas, a quienes responde sin cortapisa.

Aunque no es oficial la salida de Sosa de las filas del tricolor, el presidente municipal ya no es convocado a las reuniones oficiales y no oficiales del PRI, su salida pareciera inminente y sería sólo cuestión de tiempo.

Y aunque en Morena tampoco lo hacen oficial, se ha convertido en su operador en esta zona de la geografía veracruzana y obedece a pie juntillas lo que le ordenan, incluso aparece en sus fotos con la gorra de Veracruz me llena de orgullo, promocionando los logros (cuáles) de la 4T.

El asunto es que esa factura de inexperiencia y desesperación a la que llegó el joven Sosa, le puede salir muy cara, mucho, pues diversos operadores guinda consultados al respecto, nos aseguran que los cuatroteístas no tienen palabra de honor y mucho menos tratándose de ocultar este tipo de cosas y que más temprano que tarde, le van a cobrar los intereses correspondientes.

No hay que perder de vista que viene un proceso electoral que será mucho muy competido y lo que estará en juego no es una nimiedad y las monedas de cambio se van a abaratar, muchísimo.

¡Qué barbaridad!

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