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Marcelo Ebrard, culpas son de los tiempos… y las circunstancias

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

Marcelo Ebrard y con él Ricardo Monreal acaban de reconocer lo de todos conocido: la subliminal preferencia hacia la candidatura de Claudia Sheinbaum a quien gran número de gobernadores de Morena apoyan abiertamente. A Ebrard le queda a la medida el aforismo de “no hay peor ciego que el que no quiere ver” porque desde el inicio el “es Claudia” ha reflejado una incontrastable evidencia de la preferencia que el gran elector ha manifestado hacia ella. Una prueba manifiesta es la coincidencia del abrumador número de mandatarios estatales a favor de la Jefa de Gobierno, pues, cabe preguntar ¿qué ven en Claudia Sheinbaum que no encuentran en Ebrard? La interrogante pesa aún más si consideramos el perfil de los mandatarios estatales que abiertamente se afiliaron a su causa ya que ninguno de ellos personifica un compendio de experiencia política, mucho menos en menesteres electorales. Además, no es necesario abundar en la diferente trayectoria política, pues en cuanto a experiencia existe una gran distancia entre uno y otro personaje; entonces ¿dónde radica la clave de la unísona coincidencia a favor de Claudia Sheinbaum? La respuesta peca por obvia. “Ya ves, te lo dije” dirán a Ebrard sus amigos, entre ellos Monreal, quien en 2018 encabezaba las encuestas de Morena para la Jefatura de Gobierno de la CDMX y al final la Comisión Nacional de Encuestas de su partido encontró que Claudia llevaba las preferencias y a Monreal lo ubicaron en el cuarto lugar. Monreal se “enojó” pero como López Obrador andaba en campaña lo “amarró” ofreciéndole la Jucopo del senado y el zacatecano volvió al enjundioso apoyo a su partido. Ebrard ha insistido a quienes le preguntan sobre su decisión a futuro en caso de no ser el escogido que permanecerá en Morena, e incluso si es en buena lid ofrece levantarle la mano a quien resulte el candidato o candidata, según las encuestas del momento este último escenario parece estar configurándose a favor de Claudia Sheinbaum, así lo percibe Ebrard y por eso arrecia sus exigencias de piso parejo y señala “el pueblo es quien tiene que elegir a quien sigue, no el dedazo”, esa expresión lleva el inherente convencimiento de que existe una voluntad central que podría decidir la candidatura, no obstante, insiste en reconocerse como garantía para la continuidad del proyecto, y lo ejemplifica recordando su actitud hacia AMLO cuando fue su sucesor en la Jefatura de Gobierno en 2006; en ese antecedente fundamenta su confianza Ebrard. No por nada es clásico el aforisma: “la historia, cansada de crear se repite”, que en este caso viene a cuento porque pudiera haber algunas similitudes: durante la etapa previa a la candidatura priista para el reemplazo del presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), el mundo político daba por segura la postulación del Secretario de Agricultura, Gilberto (“el Pollo”) Flores Muñoz, a quien el Primer mandatario distinguía con deferente trato, incluso más afectuoso que el mostrado hacia su paisano y amigo Ángel Carvajal, su Secretario de Gobernación, y como él también exgobernador de Veracruz; pero, finalmente los tres sectores del PRI se “decidieron” por Adolfo López Mateos, Secretario del Trabaj. Tras ese “destape”, cuenta la narrativa de ese entonces, Flores Muñoz visitó al presidente, quien, de entrada le expresó: “Ni modo Pollo, perdimos”. Sobre el caso en comento el correr del tiempo develará la incógnita, ni caso tiene adivinar.