Prosa aprisa
Con el mismo encabezado de ahora, el 16 de junio de 2021 comenté en este espacio un comunicado conjunto de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México (SCGM) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que daba cuenta de una omisión por parte del entonces alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, pero también del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, que permitió que continuara la construcción de la llamada “Torre Centro”, sobre la cual el presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho un verdadero escándalo y que llevó ayer al gobernador a presentar una denuncia formal “por corrupción” en la Fiscalía General de la República (FGR) contra dos jueces federales con asiento en el puerto jarocho.
En un muy mal redactado manifiesto “A la opinión pública de la gente” (sic), Cuitláhuac reiteró una denuncia “con respecto a las determinaciones por los Jueces del Cuarto y Quinto Distritos del Estado de Veracruz sobre la ilegal construcción de un edificio tipo torre en el municipio del Puerto de Veracruz que no cuenta con ninguno de los permisos respectivos”.
Un comunicado oficial puso las cosas en su lugar
Reproduzco a continuación, casi en su totalidad, la columna “Prosa aprisa” de aquella fecha:
“Las cosas en su lugar. A cada quien lo suyo.
El ‘Comunicado. Faro Puerto Veracruz”’ de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México (SCGM) (de AMLO) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no deja lugar a dudas: no solo el presidente municipal Fernando Yunes Márquez sino también el gobernador Cuitláhuac García Jiménez ignoró la solicitud del organismo oficial para revocar la autorización y detener la edificación de la llamada Torre Centro.
Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador se quejó el lunes del ‘edificio altísimo, casi en la parte histórica’, señaló que no se debió haber autorizado y expresó que ‘ojalá y se remedie y se rebane legalmente’, preguntando ‘¿cómo dan permiso para eso?, ¿y el patrimonio histórico?’, ese mismo día la SCGM y el INAH salieron al paso para deslindarse de cualquier responsabilidad.
Para empezar, aclararon que ‘en ningún momento’ se ingresó ‘a la ventanilla única del Centro INAH Veracruz solicitud alguna para la construcción del inmueble’, razón por la cual el Instituto ‘jamás ha dado autorización para la construcción de dicho inmueble, por el contrario, ha expresado su preocupación por las afectaciones que puede implicar y que, sin duda, representan para el paisaje urbano histórico del cuatro veces heroico Puerto de Veracruz’.
Aunque argumentan que la construcción está afuera del perímetro de la Zona de Monumentos Históricos y que no colinda directamente con algún monumento histórico en particular, comparten el punto de vista del presidente López Obrador ‘en el sentido de buscar las vías para detener y corregir esa construcción inadecuada y aparatosa’.
‘Desde el Instituto, en diversas ocasiones se ha manifestado y ahora se reitera el rechazo por la afectación del paisaje urbano del histórico Puerto de Veracruz, dado que la altura y volumetría de ese edificio implican una afectación grave al contexto histórico-arquitectónico inmediato y, en particular, al Faro de Venustiano Carranza, edificación de gran valor patrimonial, que sirve como hito referencial para identificar el paisaje y la singularidad del puerto’.
Y entonces precisan: ‘En febrero de 2020, se realizó la solicitud formal al Presidente Municipal de Veracruz y, en abril del mismo año, al Gobernador del estado de Veracruz, para revocar la autorización y detener la edificación, hasta contar con un análisis del impacto de esas alturas y volúmenes constructivos en el entorno, sin obtener respuesta’ (este y otros subrayados más adelante son míos).
Dijeron sumarse ‘a las voces de indignación que se han manifestado en contra de esta obra inmobiliaria… y exhortan a realizar una revisión profunda de los lineamientos y la normatividad nacionales e internacionales, a fin de garantizar la protección y regulación del paisaje patrimonial del Puerto de Veracruz’, anunciando que continuarán exhortando a las autoridades competentes de los ámbitos estatal y municipal para que detengan la obra y que insistirán ‘en que los inversionistas deben replantear su proyecto, para que se incorpore de manera armónica al contexto histórico-arquitectónico inmediato’.
AMLO narró que se dio cuenta del adefesio el Día de la Marina cuando a bordo de la embarcación en que se habían adentrado al mar volteó y vio la mole de concreto. Es fácil imaginar que entonces expresó su molestia ante el secretario de Marina y el gobernador, preguntó de quién era y quién había autorizado la construcción, y el gobernador se quedó callado o, lo más fácil, le tiró la bolita al alcalde, pero no mencionó que había sido enterado a tiempo del atentado al centro histórico del puerto y menos que no hizo nada.
En cambio, el lunes, también en otra conferencia de prensa en Xalapa, declaró: ‘Solicité que se verificara, que todo estuviera en orden y que se les exhortara a ya no excederse tanto porque rompe con esa zona de Veracruz, donde hay edificios históricos de una altura baja’. ¿A ya no excederse tanto? ¿No’más un poquito? (adviértase que entonces no habló de detener la obra ni acusó a jueces de corruptos por amparar “a quienes infringieron la ley a todas luces”, sino que solo se limitó a exhortar –se supone que a los dueños– “a ya no excederse tanto”.
Pretexto para golpear a la SCJN, al Poder Judicial y al Consejo de la Judicatura Federal
Lo que se advierte en el atropellado texto, que quién sabe quién se lo mal redactó y que leyó luego de presentar su denuncia, es que usa el tema de la torre como pretexto para golpear al Poder Judicial y al Consejo de la Judicatura Federal, así como a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), como paso previo a la “concentración pacífica” a la que está convocando “al pueblo de México” el próximo sábado frente a la sede de la SCJN, a la que llevarán a cientos de acarreados.
Dijo que acudió a la FGR “porque es evidente que existe un contubernio para solapar redes de corrupción al interior del Poder Judicial con el aval o indiferencia, que sería igual de grave, de algunos ministros de la Suprema Corte y la inacción de una buena parte del Consejo de la Judicatura Federal o con el cómplice consentimiento de ambos”, pero sin exhibir pruebas de su dicho, lo que incluso le podría valer que lo contrademanden para exigirle que compruebe con testimonios su señalamiento.
A continuación, primero se contradice al señalar que ha advertido “sobre la corrupción sospechada” pero enseguida agrega que “fundada por resoluciones que protegen a delincuentes”, y luego, sin mencionarla, arremete contra la ministra Norma Lucía Piña, presidente de la Corte: “Y aunque en una ocasión fuimos escuchados, a partir de la llegada de la Presidenta Ministra de la Suprema Corte, la tónica se modificó y ahora no han mostrado ni siquiera interés alguno en los casos expuestos por la opinión pública y por nosotros mismos”.
Más adelante vuelve a suponer que constructores y jueces federales “se presume actuaron en contubernio” en el caso de la torre, para después dar paso a un batidillo en el que mezcla “el caso de ‘los Porkys’ en 2015” y “el caso reciente de Marlon ‘N’ presunto culpable junto a sus padres de privar de la vida a la joven Monserrat…”.
Merece castigo el autor del texto zurcido en forma muy chambona
Qué pena, señor gobernador. Debiera usted enviar a quien le zurció en forma muy chambona su texto a una mazmorra del Castillo de San Juan de Ulúa, por lo menos un mes, y tenerlo a solo pan y agua como justo castigo por exponerlo de tan fea forma. No hace falta ser un experto, señor, para advertir desde ahora que su denuncia no prosperará porque carece de una argumentación sólida, contundente.
Sé, porque los conozco, o las conozco, que usted tiene colaboradores que no solo saben de Derecho, sino que son capaces de redactarle una denuncia bien razonada, decentemente argumentada, cuya resolución, de tan buena, ameritaría hasta un debate incluso en el Tribunal Internacional de La Haya y sentaría precedente. Pero creo que yo también ya me estoy yendo por otro camino.
Como rematé aquella columna de aquel 16 de junio de 2021: “¡Chispas! Cual reos de película norteamericana, en una de esas vamos a terminar viendo a Fernando y a Cuitláhuac barbudos, con hollín en la cara, con grilletes en los tobillos y con cadenas, mazo en mano ambos, picando concreto, tumbando, rebanando la ya celebrada (en los cafés del puerto) torrecita. Apenas si quieren tema los amigos de la heroica para pasar la tarde en el café y AMLO se los acaba de dar. Como dicen allá, les gusta el son montuno y les dan maracas”.