PIENSO, LUEGO ESCRIBO
Por Akiles Boy*
Los últimos días del año se nos escapan como el agua entre las manos. La cuenta regresiva del 2022 se activó y no supimos cuándo y a quienes podemos culpar de eso. Los seres humanos entramos al frenesí clásico de esta época. Buscamos la compañía y el cobijo de la familia, de los amigos en un afán de empatía que se extraña durante el resto del año. Con gusto acudimos a los llamados de las reuniones, de los encuentros, de las convivencias, de las fiestas y celebraciones, sea cualquiera de los pretextos. Queremos aumentar la intensidad de nuestra vida, no sabemos si para recuperar tiempos irrecuperables, o como si hubiéramos recibido un fatal diagnóstico y tengamos los días contados.
Ahora mismo, sentado frente al ordenador veo a Jimmy recostado en el sofá del estudio, con su mirada tranquila y conforme con acompañarme en este espacio y en esta vida. Su afecto sincero e incondicional es irrenunciable, a cambio de un buen trato y hospitalidad. De pronto y a galope llegan, sin poder frenar, los recuerdos del último viaje a la Ciudad de México, el fin de semana.
La capital, sin duda, el ombligo de este País, cautiva y sorprende en cada ocasión. La ciudad donde se observa la mayor diversidad, pluralidad y libertad de expresión, aún con los prejuicios y mitos que se divulgan para conferirle todos los vicios y males del mundo. Así, entre señalados defectos y virtudes, se mueven diariamente muchos mexicanos, en una de las mayores concentraciones humanas del planeta.
Andar en el caos cotidiano y con convulsiones recurrentes, provocadas por eventos y manifestaciones es pan comido para sus habitantes, que deambulan en el anonimato, en un intento por sobrevivir con dignidad, en ese contexto que puede agobiarte y terminar asfixiado por una contingencia ambiental o delincuencial. Pero, como en todas las ciudades y pueblos, hay zonas seguras y de riesgo o peligrosas. En estos tiempos los delincuentes y criminales no tienen preferencia o exclusividad en algunos territorios, igual que la población, migran a lugares de oportunidad, generalmente donde imperan la impunidad y la corrupción.
Por esa razón, el estilo de vida delirante en la megalópolis, se ha vuelto parte del paisaje urbano, las escenas del desorden se repiten como las historias de las telenovelas, nunca falta el drama y las pinceladas de comedia, que se ven encantadoras en las películas y series latinas, por cierto, algunas mejores que las americanas y europeas, donde es visible la sobreexplotación de la violencia, el sexo y temas perturbadores, como los casos de psicópatas o asesinos seriales, que son expuestos abiertamente a las audiencias en cualquier horario.
Estamos en la frecuencia de los que desean o sueñan con vivir en el mejor lugar, suele decirse que la vida no es justa, pero es bella, si la vas construyendo con buenos momentos y experiencias, dejando a un lado el escombro que no sirve para edificarla y remodelarla, si fuere necesario. El objetivo, debe ser que al final logres terminar un vistoso, agradable e inspirador retablo, armado con esos grandes instantes de felicidad o fortuna que el universo nos regala. Estoy convencido que en esta extendida temporada de cuervos y zopilotes, es mejor favorecer la cultura que la política, la lucha por el poder siempre desatará los demonios y no terminaran las pugnas entre partidos y facciones. Mientras que la cultura traerá paz, desarrollo y civilidad para todos. A propósito, espléndido el espectáculo “Puzzle: Paseo en el Jardín de los Senderos que se Bifurcan”, montado por las Compañía Cuerpos Mutables y la Compañía de Danza Contemporánea Juvenil de la UNAM, el sábado pasado en la Sala Miguel Covarrubias, en el Centro Cultural Universitario. Hasta la Próxima.
15 de noviembre de 2022
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.
*Miembro de la Red de Escritores por el Arte y la Literatura, A.C.