Cuando se creó el Estado Moderno tres fueron las principales premisas que lo justificaron: trabajar por la salud, la educación y la seguridad, una trilogía de expedientes lejos de ser resuelta por particulares y solo un cuerpo corporativo con todas las facultades a su disposición podría alcanzarlo. A partir de esa instancia, esa ha sido una de las preocupaciones de los gobiernos en todo el planeta, de allí la importancia que el rubro de la salud obtiene en la formulación de todo presupuesto; del monto destinado a este sector se deduce la preocupación del gobernante por mantener en lo mejor posible las condiciones de salud de sus gobernados. También incide este sector en la calificación al gobernante, porque cuando se le desatiende como prioridad se generan inconformidades difíciles de disolver con la retórica y la esperanza. Este ha sido uno de los expedientes en los que el gobierno de la CuartaT ha quedado a deber, hasta ahora. Porque ni medianamente se ha conseguido acercar a lo inicialmente ofrecido de elevar los servicios de salud mexicanos a niveles parecidos a los que se brindan en los Países Bajos, pero en cuatro años de ejercicio gubernamental lejos estamos de ese paradigma, sin embargo, suena bien el reiterado ofrecimiento gubernamental de un Sector Salud con servicios equiparables a los del primer mundo. Pese a todo, la desaparición del Seguro Popular como programa de financiamiento para Gastos Catastróficos ha golpeado severamente a las condiciones de salud de miles de mexicanos sin seguridad social, porque han menguado las atenciones a sus enfermedades, reflejado en diferimientos de consultas y, peor aún, de las quimioterapias, en acentuadas deficiencias en el suministro de insumos médicos, cirugías aplazadas, desabasto de medicinas, etc. De allí la renuencia a brindarle crédito al ofrecimiento gubernamental respecto al abasto de medicinas, porque en mañaneras de mayo de 2021, el Secretario de Salud reiteró que ya había medicinas en los hospitales bajo su encargo, pero la realidad mostraba anaqueles vacíos. El propio presidente en noviembre de 2021 conminó al doctor Alcocer y a Juan Ferrer, del INSABI a aplicarse a resolver “sin excusas ni pretextos” el desabasto y les puso un ultimátum porque “no podemos dormir tranquilos si no hay medicamentos para atender a enfermos”. Pero el desabasto sigue siendo un problema no resuelto. Frente a ese escenario no se incuba el optimismo cuando el presidente insiste en alcanzar la meta de un Sector Salud como el que disfrutan los daneses, porque ya transcurrieron cuatro años y quedan solo dos de su gestión. Dice el presidente: “Había estado leyendo a nuestros adversarios que apuestan que no lo vamos a lograr, porque hace un año (en realidad desde 2018) hablé que íbamos a tener un sistema de salud pública como en Dinamarca y países nórdicos que tienen un estado de bienestar de lo mejor. Aceptamos el desafío y el reto y cuando terminemos vamos a tener un sistema de salud de primera”. Ya se ve difícil cumplir esa meta, pero si lo consigue los mexicanos todos se lo reconoceríamos y estaremos de fiesta. Ojalá así sea y que la realidad no nos muestre lo contrario.
Sector Salud como en Dinamarca ¿habrá tiempo?
Por Alfredo Bielma Villanueva