A Ernesto Zedillo se le recuerda principalmente por dos factores iniciales que detonaron su gobierno, justamente en la transición con Carlos Salinas de Gortari. Uno, la devaluación de la moneda por un error de diciembre, como se le calificó en ese momento. Y, por otra parte, el Fobaproa, con lo que hipotecó al Estado de por vida, pagando las deudas de los grandes bancos y empresarios y olvidando a la población en general.
Y con eso podría ser algo muy letal de su gobierno. Pero no paró ahí. Ernesto Zedillo es autor de una serie de acciones e iniciativas que operaron en contra de la población.
Fue artífice de las Afores, con lo que prácticamente se extinguió la seguridad social de 1973 que se había establecido para beneficiar principalmente a la clase trabajadora, teniendo como base mínima la cotización de 500 semanas.
Esas fueron precisamente las conquistas sociales que distinguieron la promulgación de la Constitución de 1917 y que fueron normas jurídicas de una elevada concepción y visión de futuro.
Pasaron varios años para que los trabajadores llegaran a tener seguridad social, con los inherentes beneficios a sus respectivas familias. Sin embargo, de 1973 a 1997, aproximadamente, fue lo que duró esta conquista social porque, entonces, las Afores, instancias privadas, pasaron a ser parte de una receta neoliberal, donde ahora los primeros trabajadores verán las exiguas cantidades que ahora recibirán.
Muy lejos, desde luego, de las conquistas sociales.
Es verdad que Zedillo tuvo conflictos con su antecesor Carlos Salinas, el mismo también que lo destapó a la candidatura presidencial, luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Pero de ninguna manera se apartó del modelo neoliberal instaurado por Salinas porque lo siguió al pie de la letra. Siguió vendiendo los bienes nacionales y tuvo la ocurrencia de despojar al estado mexicano de los Ferrocarriles Nacionales de México.
La empresa norteamericana beneficiada fue Southern Pacific, corporación de la que luego se convirtió en ejecutivo y, evidentemente, en pago a sus servicios. Esa venta perjudicó a millones de mexicanos que era una manera fundamental para trasladarse y vender sus mercancías en las diversas estaciones.
GRAN REPRESOR
Comparativamente con Gustavo Díaz Ordaz, Zedillo no se le para triste. La historia ha sido muy severa con Gustavo Díaz por la matanza de estudiantes del 2 de octubre, con una saña inimaginable y que cobró la vida de cientos de personas en una cantidad aún no definida con exactitud.
Pero Ernesto Zedillo se distinguió por la matanza de Aguas Blancas en 1996, donde policías estatales ejecutaron a varios campesinos desarmados que se dirigían a una manifestación.
Luego, años después y en época de Zedillo, mataron a varias personas en el Charco, también en el estado de Guerrero. En Chiapas, la matanza de Acteal sigue muy vigente y es una herida que aún no se cierra. Luego, en la comunidad El Bosque, grupos paramilitares cometieron acciones desleznables y sacrificaron a varios campesinos.
Así es que el legado de Ernesto Zedillo es verdaderamente de terror. Fue un oscuro personaje que contribuyó a empobrecer al país y agredir y matar a cientos de campesinos, sin misericordia alguna..
Hace bien en quedarse callado, pero no ha sido molestado en lo mínimo por instancias judiciales. No tiene ninguna autoridad moral para brindar puntos de vista sobre los gobiernos actuales, aunque en ocasiones no ha tenido la precaución de quedarse callado.
SE RETRACTAN EN EU
Con la llegada de la nueva secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, las autoridades de comercio de Estados Unidos desestimaron el panel en materia de energía y que ya se hablaba de sanciones por 30 mil millones de dólares.
Se llega a la conclusión que funcionarios mexicanos, en actitud poco patriótica, eran los principales interesados en impulsar esas amenazas. En este contexto, se solicitó la renuncia a Luz María de la Mora, quien era la subsecretaria de Economía.
Es un personaje con bagaje académico muy ligado a EU y Canadá. Es egresada de una institución que lleva por nombre Wodrow Wilson, el presidente de EU cuando México sufrió una invasión yanqui en 1914, precisamente en Veracruz.
En efecto, quien más lamentó esa salida fue Ildefonso Guajardo, funcionario de Economía en el gobierno de Peña Nieto. También Porfirio Muñoz Ledo.
Con esas referencias, todo está dicho. Difícilmente se pueden hacer negociaciones en donde prevalezca el beneficio hacia el país, cuando hay malos mexicanos que impulsan el interés de empresas extranjeras en territorio nacional.
Y hasta la próxima.